Se estudian 19 drogas que podrían convertirse en píldoras que se administran apenas se diagnostica el COVID-19
Están siendo evaluadas en diferentes fases por instituciones públicas y empresas privadas en los Estados Unidos. Se busca que sean medicamentos que se puedan conseguir en la farmacia
La búsqueda de un medicamento eficaz, seguro y sencillo de administrar ha estado en la mira desde el inicio de la pandemia. Pero al tratarse de un virus que era desconocido hasta enero de 2020, y al investigarse más los mecanismos de acción y sus impactos en el organismo, recién ahora investigadores de instituciones públicas y empresas farmacéuticas tienen una mayor comprensión de la enfermedad COVID-19.
El Departamento de Salud de los Estados Unidos anunció días atrás que invertirá 3.200 millones de dólares en el desarrollo de pastillas para prevenir infecciones futuras por coronavirus y evitar más muertes. Esa inversión servirá para acelerar el desarrollo de los 19 fármacos en estudio.
“El notable y rápido desarrollo de las vacunas y la tecnología de ensayos ha demostrado cuán ágil puede ser el descubrimiento científico”, afirmó el doctor Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), en un comunicado. “Aprovecharemos esas mismas fortalezas mientras construimos una plataforma para el descubrimiento y desarrollo de antivirales efectivos”.
En tanto, Anthony Fauci, el epidemiólogo de la Casa Blanca y asesor médico del presidente Joe Biden, consideró que las píldoras contra el Covid-19 podrían convertirse en una “poderosa herramienta para combatir la pandemia y salvar vidas”. Los expertos también tienen en cuenta que en la población estadounidense, el 30% sería renuente a vacunarse. Esta actitud podría obstaculizar la meta de alcanzar la inmunidad de rebaño por vacunación lo antes posible. Las píldoras podrían sumarse como herramienta para controlar la infección principalmente en personas que aún no se han vacunado.
A fines de mayo pasado, la agencia regulatoria de medicamentos en los Estados Unidos, más conocida por su sigla en inglés como la FDA, había autorizado para uso de emergencia un medicamento para prevenir que los adolescentes y los adultos con factores de riesgo desarrollen cuadros severos y pierdan la vida si se contagian el coronavirus. El medicamento lleva el nombre genérico de “sotrovimab” y fue autorizado solo para indicar en pacientes leves y moderados que aún no hayan requerido hospitalización ni estén usando respirador.
El sotrovimab es un anticuerpo monoclonal en investigación de doble acción frente al SARS-CoV-2. Los datos preclínicos sugieren que tiene el potencial de bloquear la entrada del virus en las células sanas y que puede tener una mayor capacidad para eliminar las células infectadas. Es un desarrollo en colaboración entre investigadores científicos de la empresa farmacéutica GSK con Vir Biotechnology.
Pero ahora se apuesta también a los 19 fármacos, que están en estudio. Entre ellos, se encuentra el molnupiravir. A pesar de que aún no está terminado el ensayo clínico y ni está autorizado por la agencia regulatoria, el Gobierno estadounidense ya compró 1,7 millones de dosis a los laboratorios que lo están desarrollando, la empresa biofarmacéutica MSD con Ridgeback Biotherapeutics. Se trata de un fármaco que está siendo evaluado en un ensayo clínico global de fase 3 con 1.850 personas, cuyos resultados se esperan para los últimos tres meses del año.
La compra de las dosis de molnupiravir se concretará si el medicamento recibe una autorización de uso de emergencia o una aprobación completa por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
El molnupiravir pertenece a una clase de antivirales llamados inhibidores de la polimerasa, que actúan dirigiéndose a una enzima que los virus necesitan para copiar su material genético, e introduciendo mutaciones que les impiden replicarse. También ha demostrado su eficacia en estudios de laboratorio contra otros virus como la gripe, el ébola y el virus de la encefalitis equina venezolana, pero aún no ha sido autorizado ni aprobado para ninguna de estas enfermedades.
Además, se investiga el fármaco conocido como “AT-527″. Es un agente antiviral de acción directa que se administra por vía oral. Lo desarrollan por un acuerdo comercial las empresas Atea Pharmaceuticals y Roche. Está siendo evaluado a través de diferentes ensayos clínicos. Desde abril pasado, se estudia en el ensayo mundial de fase 3 “MORNINGSKY” que enrolará a 1.400 adultos y adolescentes con casos leves y moderados de COVID-19 que no requieran internación. También el AT-527 se investiga en un estudio mundial de fase 2 para pacientes hospitalizados con COVID-19 moderada y en un estudio de fase 2 en pacientes ambulatorios con COVID-19 leve o moderada, según informaron la semana pasada.
Otro de los 19 fármacos en estudio está siendo desarrollado por la empresa Pfizer. Lleva adelante un estudio de fase 1 para un antiviral oral, iniciado en marzo, que ha mostrado una potente actividad antiviral in vitro. El director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, afirmó que el tratamiento oral de Covid-19 que la empresa está desarrollando podría estar disponible para su uso a finales de año.
Además, la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA) de los Estados Unidos está financiando terapias de las empresas Eli Lilly, Regeneron, AstraZeneca, la unidad farmacéutica Janssen de Johnson & Johnson, Genentech y otras.
Otros fármacos están en sus primeras etapas de desarrollo. Un proyecto se lleva adelante en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern de los Estados Unidos. Allí consiguieron identificar una proteína del virus que puede ser un blanco para un potencial fármaco contra diferentes coronavirus.
Karla Satchell, profesora de microbiología-inmunología, fue líder del equipo que analizó las estructuras del virus y realizó el hallazgo que fue publicado en la revista especializada Science Signaling. Habían mapeado previamente la estructura de una proteína del virus que se llaman “nsp16″. Esa proteína está presente en todos los coronavirus.
Los resultados del estudio aportan información crítica que podría ayudar al desarrollo de fármacos contra futuros coronavirus, así como al SARS-Cov-2, que causó la actual pandemia. “Hay una gran necesidad de nuevos enfoques en el descubrimiento de fármacos para combatir la pandemia de SARS-CoV-2/COVID-19 y las infecciones por futuros coronavirus”, dijo Satchell.