Otro desafío para Boca: rearmarse sin Tevez
Por primera vez en muchos años, el Xeneize no tendrá ningún ídolo dentro del campo de juego. La reconstrucción no solo deberá ser futbolística, sino también en cuanto a referentes.
Con la salida del Apache, el club pierde algo más que un futbolista de jerarquía capaz de llevar con hidalguía la camiseta número 10 y la cinta de capitán en su brazo. Acá no solo fue el campeón de todo, que triunfó en las mejores ligas del mundo y plantó bandera argentina en Inglaterra, sino también el hombre capaz de representar dentro de la cancha a millones que no pudieron cumplir sus sueños.
Alguna vez, Eduardo Sacheri, escritor argentino, habló del gol de Diego Maradona a Inglaterra en el Mundial 86 y maldijo al tiempo por transcurrir tan rápido y no detenerse en el momento justo. Ahora, salvando las distancias, pasa lo mismo. Porque solo basta con girar la cabeza, mirar para atrás y ver a Carlitos trepado al alambre de la Bombonera para festejar ese zurdazo a América de Cali o haciendo la famosa "gallinita" en el Monumental.
En poco más de un mes, Boca saltará al campo de juego de la Bombonera para afrontar la ida de los octavos de final de la Libertadores ante Atlético Mineiro. La adrenalina del momento llevará la mente hacia otro lado, la enfocará casi que por completo en el resultado de turno y renovará la ilusión de conquistar América por séptima vez. Sin embargo, cuando la espuma baje y los días transcurran será imposible no sentir ese vacío de estar, por primera vez en los últimos 25 años, sin alguien a quien admirar por completo con la azul y oro puesta.
La historia de Boca, y de cualquier club en general, siempre será más grande que un nombre propio. En definitiva, por algo en la camiseta el escudo va adelante y el apellido atrás. Pero, por favor, sepan entender a quienes caminen por la calle con parte del alma vacía: nadie avisó que esto dolería tanto.