"Jugar en Bakú es inconcebible"
Antonin Barak, jugador de la selección de la República Checa, no entiende que se tenga que jugar tan lejos. "No podremos tener a nuestra afición y a nuestros seres queridos. No lo entiendo".
Tardó ocho minutos en abrir el marcador del estadio de Mlada Boleslav y es algo que nunca se le olvidará. Cinco años después recuerda el encuentro de su estreno con mucho cariño y mira el histórico choque del sábado con ambición, como el resto de compañeros.
"Recuerdo ese partido con mucho cariño. Logré marcar un gol justo al principio de mi primer partido con la selección nacional. Fue una gran experiencia. Fue hacer realidad uno de mis sueños", indicó Barak, quien precisó que no obstante eso no significa que Dinamarca sea su rival favorito, sino tan solo un partido.
En el Puskas Arena de Budapest tuvo la oportunidad de formar parte del once inicial por primera vez por la baja de Vladimir Darida y la aprovechó a la perfección para contribuir con una gran actuación al triunfo del cuadro de Jaroslav Silhavy por 2-0 y alcanzar los cuartos de final, una cota inesperada antes de comenzar la Eurocopa.
"Me sentí muy bien. Estaba preparado. No había jugado un partido entero desde hacía tiempo y por eso es importante para todos los jugadores estar en condiciones. En los entrenamientos me había encontrado bien. Las condiciones en Budapest eran difíciles por el calor, y ambos equipos sabían que las fuerzas se irían perdiendo. Pero cuando conduces el juego la fatiga se lleva de forma diferente", explicó a los periodistas.
Barak explicó que llegó a Eurocopa después de una buena temporada con su club. "El equipo lo estaba haciendo bien y me subí a la ola. Fue una campaña exitosa y por eso llegué bien", indicó el futbolista del Verona, quien "esperaba tener más oportunidades" en el once inicial de la República Checa en esta Eurocopa porque "creía que tenía algo que aportar al equipo".
"Pero respeté cualquier decisión (del entrenador) y me preparé para ayudar al equipo en cualquier momento", afirmó Barak, que está feliz por cómo jugó ante Países Bajos, ver tantos seguidores, y por "enviar un mensaje tan positivo a la República Checa".
Desconoce si va a repetir titularidad el sábado, "porque es decisión del entrenador", pero que estará listo, como el resto de sus compañeros, así como aseguró que no se considera un competidor directo por el puesto con Darida.
"También podemos jugar juntos. Tenemos una relación excelente, sin importar quién de nosotros juegue. Lo importante será tener éxito como equipo. Creo que Vlada estará listo, lo que significa que el equipo será más fuerte", dijo.
En Bakú tendrá enfrente a un grupo de jugadores daneses a los que se ha enfrentado en varias ocasiones en la Serie A italiana e incluso a amigos como Jens Stryger Larsen, con el que coincidió en el Udinese. "Es un defensa de calidad", manifestó Barak, quien también resaltó al capitán Simon Kjaer, del Milan, o Mikkel Damsgaard, del Sampdoria, cuya alta valoración en el mercado "habla por sí solo".
"Tengo muchas ganas de enfrentarme a ellos. Creo que podemos hacerlo", dijo Barak, quien tuvo a muchos amigos y a su padre en el Puskas Arena de Budapest, donde pudo jugar ante un estadio prácticamente lleno de aficionados.
"La base de los aficionados es importante, e incluso desde ese punto de vista lamentamos que se jueguen los cuartos de final en Bakú, porque no vamos a tener aficionados y familias allí. Todavía no lo entiendo. Jugar en Bakú es inconcebible. Incluso si se jugase en Copenhague, por ejemplo, que es suelo danés, tendríamos algunos seguidores y seres queridos. Sería completamente diferente", explicó.