Con público, pero sin gol
España fue de más a menos en el amistoso frente a Portugal preparatorio de la Eurocopa. Morata tuvo la victoria en el 91', pero su disparo se estrelló en el larguero.
Se trataba de un ensayo de altura y con el ingrediente picante de Cristiano como rival. El primer toque de balón del crack ya deparó el runrún en la grada, y eso es bueno. Porque quiere decir que en la grada había gente, 14.743 aficionados para ser exactos, la esperada noticia de una tarde de postal (sol y 28 grados) que se había iniciado con el bautismo de la Candidatura Ibérica para el Mundial 2030. Excelente propuesta que quizá una a ambos países más de lo que haya hecho ningún otra iniciativa antes. Tras ese runrún por el crack, los aplausos, estos para el primer toque de balón de Laporte, que debutaba como internacional español con Pau Torres como socio en la zaga. El central del Villarreal ha crecido aceleradamente, unas veces con el poso de buen fútbol que se adquiere en La Cerámica, otras por lo que quizá ha aprendido junto a ese portento llamado Sergio y apellidado Ramos que a buen seguro animará estos días como el que más a través de sus redes sociales. Y esos medios digitales, en su caso, tienen el poder de un portaviones.
España quiso el balón de inicio porque es imposible hablar otro lenguaje si uno alinea juntos a Busquets, Fabián y Thiago. La Roja supo administrar bien su ataque, con el oxígeno de más que aporta Morata cada vez que baja unos metros a acompañar la creación de jugada. Olmo, un fijo de Luis Enrique, descansó de inicio, ocupando su lugar Sarabia, ese madrileño que tiene la suerte de convivir semana tras semana y mes tras mes con dos malabaristas del calibre de Neymar y Mbappé. El de PSG empezó bien y acabó así así.
A Portugal, donde Fernando Santos ordenó a Sanches, Danilo y Oliveira para contrarrestar el tiqui-taca español, le costó entrar en juego. João Félix ejercía de escudero de Cristiano, pero ni uno ni otro se activaban con el paso de los minutos. En el 20, por ejemplo, ni rastro de ellos. Pero justo un minuto después, Portugal se adelantó en el marcador. Fue tras un córner regalado por España en un balón a traición de Thiago a Fabián que el del Nápoles no supo domar. Saque de esquina y cabezazo de Fonte, que marcó pero apoyándose en Torres. El árbitro señaló falta y el gol no subió al marcador. Y, para desencanto de Portugal, ni siquiera sirvió como una de esas jugadas que permiten conectar a un equipo con el partido.
Porque la pelota siguió siendo de La Roja, a la que le faltaba algo de veneno arriba (un cabezazo de Ferran tras un espléndido pase de Morata fue el mayor peligro), pero que veía cómo Torres y Laporte se erigían en una pareja de garantías atrás. Ambos eran un excelente escudo para Unai Simón, al que podemos marcar con una equis en la quiniela para ser titular en la Eurocopa, pues ante Portugal cumplió su séptimo partido consecutivo bajo palos.
El encuentro caminó hacia el descanso sin sobresaltos, sin ocasiones de gol. El mayor volantazo llegaría con la vuelta de los jugadores al terreno de juego, cuando Pote suplió a João Félix, quien pasó sin pena ni gloria por el que es el jardín de su casa. El guion seguía siendo el mismo. España presionaba arriba a los veteranos Pepe y Fonte, que rifaban el balón ante la desesperación de Cristiano, que a cada error de sus compañeros resoplaba. España, mientras, a lo suyo, cada vez con pases más incisivos y llegadas por las bandas, como la que deparó un doble remate (54') de Morata, al que le faltó tino y pausa. Tampoco lo tuvo Sarabia cinco minutos después. El gol, como nos sucede desde hace ya tiempo, tampoco había entrado en la convocatoria.
Tocaba agitar la coctelera y de ahí el hat-trick en forma de cambio de Luis Enrique: Pedri por Thiago, Rodri por Busquets y Eric Garcia por Torres. Cambio de hombres que no de posiciones. En el 69' llegó el aviso a navegantes en forma de testarazo de Cristiano, a quien el balón se le fue demasiado cruzado. Los minutos corrían y con ellos, el juego de La Roja perdía encanto. Ni siquiera el aire de Koke o Gerard Moreno cambió el curso del partido, tampoco el trallazo de Morata en el 91' (golpeó el larguero) evitó lo inevitable, un nuevo empate ante Portugal. Y van cuatro seguidos. ¿Sensaciones? Buenas. ¿Goles? Ninguno. Y va siendo hora de que acabemos con esa sequía.