Boca sin Tevez: el desafío de desactivar una bomba de tiempo

El alejamiento del Apache, sumado a los de varios más, expuso cómo se fue desarmando el plantel y formó un combo peligroso: necesidad urgente de figuras top y de recambio, y sólo cinco lugares para la Libertadores. ¿Y ahora?

Olé

Será la primera vez en años y habrá que ver cómo se siente. No sólo por ver a Boca sin Carlos Tevez, sino por verlo sin uno de sus gigantes con la cinta de capitán, uno de esos ídolos dorados que conquistaron el mundo con la azul y amarilla. Inédito, extraño, difícil. Porque antes del Apache estuvo Riquelme y antes de Riquelme, Palermo y Guillermo, y si no estaba ninguno de ellos tal vez aparecían Battaglia, Schiavi o Gago, también figura de mil batallas. Hay que ir a mediados de los años 90 para encontrar un Boca vacío de emblemas cargados de medallas, en medio de otros grandes recambios, reconstruyéndose. Pero así parece que se dará la reanudación de la Copa Libertadores a mediados de julio contra el Atlético Mineiro. El día 1 después de Tevez, el día 1 después del último ídolo. Él dijo que se va lleno, Boca queda vacío.


Si la Libertadores estaba muy complicada con Tevez en el plantel, por presencia, respeto de los rivales, liderazgo y goleador del ciclo, ahora parece que mucho más. Primero, por el desafío imposible de reemplazar a un irremplazable, justamente como ocurrió cuando se fue Román a mediados del 2014. Y después, por los futbolistas que se alejaron en estos últimos tiempos y por los que la dirigencia buscó sin suerte para generar el recambio deseado.

La lista es larga de los que salieron y van a salir ahora, incluso se podría armar casi dos equipos enteros: Marcos Díaz, Roffo, Molina Lucero, Buffarini, Weingandt, Goltz, Avila, Junior Alonso, Mas, Jara, Pol Fernández, Marcone, De Rossi, Bebelo Reinoso, Zárate, Abila, Bou, Hurtado, Retegui y Soldano.

Mientras tanto, en el mismo período de tiempo, se sumaron muchos menos: Agustín Rossi, Javi García, Zambrano, Pulpo González, Marcos Rojo, Maroni, Cardona y Pavón.

A la vez, Boca buscó cerrar a jugadores de trayectoria en cada mercado de pases y no le resultó sencillo hasta ahora. De hecho, en cuestión de semanas, pasó de tener adentro a Edinson Cavani a perderlo increíblemente por decisión exclusiva del goleador uruguayo, en parte por el deseo de cumplir sus objetivos en Manchester United y en parte por la realidad de la pandemia en Sudamérica que le iba a impedir estar cerca de su familia en Uruguay.

En el medio, asomó un descuido en la planificación de la reestructuración, porque el plantel sigue perdiendo integrantes, no los fue sumando al mismo ritmo y la Libertadores permitirá apenas cinco cambios en la lista para los octavos de final, por lo que Russo podría tener que enfrentar al Mineiro con un plantel reducido, y en caso de pasar de ronda sumar otros tres para los cuartos de final que serían contra el ganador de River-Argentinos.

A los que no renuevan o decidieron irse como Buffarini, Mas, Jara, Soldano, Zárate y Tevez, se les sumaría la transferencia de Capaldo al fútbol austríaco y la posible salida de Andrada al Monterrey de México. Así, los 34 que quedaban después de la ida de Wanchope a la MLS pasarán con seguridad a 28 y podrían ser 26 en caso de que se dieran los dos pases al exterior, y uno menos si no se cuenta al lesionado Salvio. Y esto siempre con la posibilidad latente del coronavirus.

En este escenario la disyuntiva que se plantea es la siguiente: Boca inscribe en la Libertadores a Weigandt, Rolón, Briasco y Orsini, en caso de llegar a un acuerdo, y ocupa cuatro de las cinco plazas coperas o espera por si más adelante cierra a Advíncula, Roger Martínez y alguna otra figura. Y si llegaran esas figuras, ¿dejaría fuera de los octavos a los refuerzos más terrenales?

Por lo pronto, el discurso que bajaba desde el club hace seis meses era que este mercado de pases era el señalado para hacer las grandes contrataciones, pero desde hace unos días se empezó a correr ese objetivo para 2022. Y ahora sin Tevez, mucho más.


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