Vuelve la rivalidad: LeBron y Curry, dos hombres y un destino

Lakers y Warriors protagonizan el duelo cumbre del play-in, un escenario muy distinto a esas Finales en las que LeBron y Curry forjaron su histórica rivalidad.

Alberto Clemente
As
LeBron y Curry vuelven a verse las caras en una cita con la historia. Y en una temporada en la que se han hecho amigos. O eso parece, después de un All Star en el que han jugado juntos por primera vez en su carrera. La rivalidad entre ambos se remonta a hace ya unos años, concretamente a las Finales de 2015, donde se enfrentaron por primera vez. Desde entonces, se vieron tres veces más en la gran cita, una en la que Curry prevaleció en tres ocasiones por una del alero, que salió airoso en 2016, en una remontada histórica. En todos esos enfrentamientos se creó una narrativa en torno a las dos referencias de sus respectivos equipos, una que les puso cara a cara y en la que se habló de una rivalidad no sólo deportiva, también personal. Ninguna de las estrellas se fue nunca de tono en sus declaraciones, en las que siempre se mostraron altamente comedidos. El respeto mutuo por el otro era la tónica general de la relación, que nunca fue más allá de las pistas y tuvo escenas muy comentadas en dichos partidos, con LeBron celebrando un tapón en la cara de Curry en el sexto asalto de las Finales del 2016, en plena remontada de los Cavaliers. Y ahora, un lustro después de esos míticos duelos, ambos se volverán a encontrar en un escenario muy distinto.

En la NBA siempre es difícil hablar de las relaciones personales. En un mundo lleno de farándula y parafernalia, de highlights y mucho hype, la distancia que hay con la cultura europea es abismal. Acciones como ayudar o no a levantar al rival, no lanzar en la última posesión de un partido decidido o, en el caso de los entrenadores, reaccionar de manera impertérrita a lo que pasa durante el juego, son incomprensibles aquí, donde se han imitado determinados comportamientos de manera parcial, pero no general. Así mismo, es complicado especular sobre qué hacen exactamente los jugadores en su tiempo libre en la NBA, más allá de la ya conocida faceta festiva de James Harden o los problemas de excesos de LaMar Odom (entre otros). También hemos visto compartiendo vacaciones a LeBron, Chris Paul, Carmelo Anthony, Chris Bosh y Dwayne Wade. Pero, aun así, ¿qué hacen los jugadores en su tiempo libre? ¿Cómo son realmente las relaciones entre ellos?

Más allá de aventurarnos a responder a esas preguntas, parece difícil entender cómo se han llevado en realidad Curry y LeBron. Se ha hablado de discrepancias en el entorno, de rivalidad personal e incluso de animadversión, pero nadie sabe realmente qué pasó entonces ni si realmente va más allá de lo meramente deportivo. Pero en el All Star, donde han jugado por primera vez en el mismo equipo (no habían coincidido ni en la selección de Estados Unidos ni en anteriores Partidos de las Estrellas), se les vio en una gran sintonía, gastándose bromas incluso en el ritual inicial de LeBron, que Curry contempló de cerca con una sonrisa. De una forma u otra, la edad siempre acaba aplacando la ira de jugadores que de jóvenes causaron ligeros estragos, y fomentando el respeto mutuo que se acaba imponiendo cerca del final de las carreras de las estrellas. Así como Kobe y Shaq pasaron de ser enemigos íntimos a una añorada pareja, muy unida en los últimos años, LeBron y Curry parecen haber dejado atrás los supuestos reproches del pasado para incluso mostrarse extrañamente unidos durante un All Star más extraño todavía.

Un nuevo capítulo en una rivalidad histórica

Lo que dejarán LeBron y Curry, más allá de una relación de todavía difícil definición, es una rivalidad histórica. Se han enfrentado en 37 ocasiones, con un récord favorable al base de 22-15, que también gana en el balance general de las Finales (3-1). Eso sí, hay pocos jugadores en la historia que puedan competir con la alargada sombra del Rey: cuatro anillos, 10 Finales (ocho de ellas consecutivas) y un sinfín de récords y logros que le hacen competir con el mismísimo Michael Jordan. La estrella angelina ha tenido también mejores promedios en los enfrentamientos en las Finales, con un tremendo esfuerzo en 2015 y una remontada para los anales en 2016, en una machada para el recuerdo y una de las victorias más inesperadas y complicadas de siempre. Pero Curry, que recibió ligeras críticas por su falta de protagonismo en las mismas (nunca ha ganado el MVP de las Finales, que fue una vez para Andre Iguodala y dos para Kevin Durant), se ha llevado más anillos.

En 2015, los Warriors ganaron 4-2 tras ir perdiendo 1-2, y en 2017 y 2018 ganaron por 4-1 y 4-0 respectivamente. En 2016, el 4-3, coronó la carrera de un LeBron que ha cerrado el círculo en los Lakers, volteando la opinión pública y ganando el anillo con tres equipos diferentes. Ambas estrellas, como otras muchas, se han sabido reponer a sus temporadas más difíciles: Curry ha promediado esta temporada, con 33 años, 32 puntos (líder de la Liga en anotación, primero en conseguirlo con esa edad desde Michael Jordan) 29,7 puntos, 5,5 rebotes y 5,7 asistencias en un curso de ensueño, en el que ha tenido que tirar de su enorme capacidad individual para sacar adelante a un equipo empobrecido y llevarle a los playoffs, algo que le va a costar mucho. Y ha hecho una temporada espectacular tras disputar solo cinco en la anterior, en una aciaga en la que las lesiones acabaron con una dinastía que ha cambiado el baloncesto, ha sido pionera en la era del triple y ha tenido como referencia al más aventajado de los Splash Brothers.

LeBron hizo lo propio el año pasado, perdiéndose más partidos que nunca en la 2018-19, su primera en Los Angeles, y perdiéndose los playoffs por primera vez desde el 2005. El año pasado emergió al lado de Anthony Davis, lideró la Liga en asistencias (10,2) por primera vez en su carrera y ganando su cuarto anillo con su cuarto MVP de las Finales, algo que le pone segundo en la clasificación general por detrás sólo de... vaya, Michael Jordan. Ahora, el Rey busca reeditar su corona con 36 años y una lucha contra el tiempo y la historia, una que quiere conquistar de forma definitiva. Y, para entenderla, es necesario mencionar a Stephen Curry, ese rival que llegó para cambiarlo todo e intenta emerger de nuevo. Está difícil que se vuelvan a encontrar en las Finales estando ambos en el Oeste, y también a corto plazo en una ronda de playoffs. Pero para el recuerdo quedarán esos duelos y esa rivalidad sin la que es imposible entenderles, ni juntos ni por separado. La evolución ha sido tal que, en el All Star, LeBron ha asegurado que tenía muchas ganas de jugar junto al base y le ha alabado, junto a Damian Lillard, como tirador. Y el tema ha llegado a tal nivel que incluso el periodista Nick Wright ha especulado sobre la posibilidad de que jueguen juntos en los Lakers a partir de 2022, cuando Curry será agente libre.

De momento, se avecina tormenta. Los Lakers han pasado de ser uno de los favoritos a sufrir el sainete de las lesiones y la memoria selectiva. Los Warriors, de intentar aferrarse al décimo puesto a conseguir el octavo. Los Lakers son el tercer peor equipo del Oeste en ataque, pero el mejor en defensa, una variable en la que solo son superados por los Knicks en toda la NBA. Los Warriors, por su parte, reparten más asistencias que nadie y lanzan por encima del 37% en triples, el noveno mejor equipo de la Liga en ese apartado estadístico. El problema para el equipo de Steve Kerr está en la zona: con James Wiseman lesionado y Kevon Looney haciendo un esfuerzo enorme, Draymond Green está muy solo y la dificultad para parar a hombres altos es notoria. Ahí podrán aporvechar los Lakers su poderío, con Andre Drummond y, principalmente, Anthony Davis, que viene de una temporada llena de dificultades (ha disputado 36 partidos de 72 posibles, justo la mitad) en la que su físico se ha visto ligeramente resentido.

Todo dependerá, en el play-in y en los playoffs (si los Lakers acaban llegado) del nivel de LeBron James y Anthony Davis. Si ambos están bien, los angelinos no deberían tener problemas con los Warriors siempre que vigilen a Andrew Wiggins (18,6 puntos con más del 37% en triples esta temporada). Desde la llegada de Frank Vogel, los de púrpura y oro sufren con los aleros fuertes (Kawhi Leonard, Paul George...) y no tanto con los bases talentosos, gracias en parte al buen hacer de gente como Alex Caruso en defensa. El papel de Kentavious Caldwell-Pope o Talen Horton-Tucker en defensa y en ataque y la regularidad de los angelinos será clave, pero todo pasa por la dupla de los Lakers y del nivel que muestren. Y si Curry no mete 10 triples o más de 40 puntos, algo que ya ha demostrado que puede hacer con cierta asiduidad, las opciones aumentan, claro. De todas formas, todo está preparado para el duelo histórico que se vivirá entre el base de los Warriors y la estrella de los Lakers. LeBron y Curry, dos hombres y un destino, héroes y villanos, rivales y enemigos convertidos en amigos. Ya lo dicen las canciones: ni contigo ni sin ti.

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