Sufrimiento de campeón

Carrasco y Correa dan un triunfo capital a un líder que ya saca 4 puntos al Barça, 5 al Madrid (juega hoy) y 6 al Sevilla a falta de dos jornadas. Zubeldia puso emoción.

F.J.Díaz
As
El Atlético sufrió, padeció, lo pasó mal, muy mal, en un partido en el que fue mejor durante setenta minutos. Pero se complicó el partido en la recta final y lo pudo pagar caro. El Atlético parece que quiere llevar al máxima la teoría del sufrimiento, ese padecer que tanto acompaña al equipo rojiblanco. Ganó, se llevó los tres puntos y quizá media Liga.

Simeone apostó por el equipo que viene jugando en los últimos partidos, con un centro del campo bastante ofensivo, con Koke y Saúl manejando el juego del equipo, Marcos Llorente y Carrasco en los costados, y Correa y Luis Suárez en punta. El Cholo, que meditó poner a João Félix de inicio, confió en los que han mantenido el tipo en esta recta final de campeonato. La Real, por su parte, también confió en muchos de los habituales, con Isak como punta de lanza, con Portu entrando por la derecha y Oyarzabal bajando a recibir.

El Atlético entendió desde el primer momento lo que había en juego y fue decidido a hacerle daño a la Real Sociedad. Algo parecido a lo que ocurrió unos días antes en el Camp Nou. En quince minutos, antes del gol de Carrasco, el Atlético ya había dispuesto de un par de ocasiones muy claras. Y casi en la más complicada hizo el 1-0, en una jugada donde Carrasco mostró todo el hambre de cara al gol que le ha faltado en determinados momentos. Pero con el título en juego, el belga metió la puntera ante la pasividad de la defensa visitante. Cuestión de fe, de convicción...

El Atlético vio a su rival herido y entendió que era la hora de ampliar la ventaja. Lo hizo en una jugada donde Luis Suárez demostró que tiene calidad y que lleva mucho fútbol a sus espaldas. Controló un balón, cuerpeó y le dio una asistencia, un regalo, a Correa que el argentino no desaprovechó. No se había llegado a la media hora y el Atlético se encontró con una buena ventaja, aunque lo más importante fueron las sensaciones: apenas dejó salir a la Real, muy encima todos sus jugadores de los rivales, cortando cualquier línea de pase...

El choque sí cambió algo tras el 2-0 y la Real intentó crear peligro, irse arriba. Lo hizo porque tiene jugadores de mucho nivel. Isak, por dos veces, probó a Oblak, aunque el equipo de Simeone también tiene portero. El Atlético ya sí esperó a su rival, paparapetado atrás pero con la idea del contragolpe. Correa pudo terminar de decidir el choque, pero ante Remiro prefirió darle un pase de la muerte a Carrasco que le salió mal.

El Atlético completó un muy buen primer tiempo, con todos sus jugadores muy metidos, muy enchufados, sin ceder un metro ni conceder un respiro a unos jugadores de la Real desconcertados por momentos. En el segundo tiempo se trataba de seguir en la misma línea y de cerrar el choque con algún contragolpe mortal. El Atlético pudo solventar el encuentro por la vía rápida, pero Luis Suárez falló una ocasión muy clara, solo delante del cancerbero visitante. Cuando el equipo del Cholo pisó campo contrario encontró espacios para llegar al área de Remiro, pero no tuvo chispa en esos metros finales. La Real movió banquillo y entonces sí entraron algunos de los que menos minutos tienen. Y la Real buscó reducir distancias, ahora con Portu como principal amenaza para Oblak, pero el esloveno desvió a córner.

El Atlético no se desajustó nunca, esperó paciente en su campo con la idea no de correr ningún peligro. Simeone también movió ficha y dio entrada a João Félix y a Kondogbia, el uno para desequilibrar y el otro para darle oxígeno al centro del campo. Lis Suárez, a falta de algo más de diez minutos, volvió a fallar otra de esas acciones que no suele errar. Estuvo fallón el uruguayo, pero muy activo, peleón, con la buena asistencia a Correa. La Real pudo meterse en el partido con una triple ocasión a falta de diez minutos. No marcó, pero sí a renglón seguido en un córner. El Atletico sufrió, como es costumbre, para hacerse con el triunfo. Lo hizo de manera innecesaria porque no acertó ante la portería rival.

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