Revolución contra los números

La limpieza de jugadores que pretende hacer Laporta choca contra unos contratos a largo plazo. Sólo Messi acaba esta temporada.

Santi Giménez
As
Cansado de estar en el centro de todas las críticas, Ronald Koeman efectuó en su última rueda de prensa de la temporada tras ganar en Eibar un diagnóstico del equipo tan realista como contundente: “la plantilla no tiene el nivel que debería tener un equipo como el Barcelona. Hay jugadores mayores, con todo el respeto y algunos jóvenes sin experiencia”.

En este diagnóstico coincide con el que hace la afición, que pide una limpia general de la plantilla y con el parecer de Joan Laporta, que la semana pasada anunció un “cambio de ciclo y una profunda renovación”. Pero esta renovación no va a ser fácil, porque choca con a realidad de los números. Los contratos de la plantilla heredada por Laporta de Bartomeu hacen muy complicado acometer una renovación y más en la terrible situación financiera del club.

La mayoría de los jugadores señalados para salir del club tienen contratos largos. Eso quiere decir que hay que esperar ofertas por ellos, que son improbables ante el rendimiento que han dado y por la ficha que cobran. Darles la carta de libertad tampoco parece una opción porque atentaría contra la frágil economía blaugrana.

Son los casos de Coutinho, Neto, Umtiti o Wagué, a los que les queda aún dos años más de contrato. Peor es el caso de jugadores con tres años por delante como Pjanic, Junior o Braithwaire o con los cuatro que les queda por cumplir a dos futbolistas como Trincāo o Matheus Fernandes que no han aportado nada. Lenglet, otro que está en las quinielas para irse tiene cinco años más firmados con el Barça.

Caso aparte es el de las llamadas vacas sagradas, a los que se les va a pedir que si quieren seguir se rebajen el sueldo. Quien está en una situación más débil es Sergi Roberto, que acaba el próximo curso, pero a Busquets le quedan dos años más de contrato y a Piqué y Alba, tres.

La situación es más cruel todavía si se observa que el único jugador de la plantilla que acaba contrato este año es el más indiscutible de todos. El que la junta quiere renovar y está a la espera de su respuesta: Leo Messi.

El dilema se complica si tenemos en cuenta que si dar bajas va a costar un dineral y ya está claro que no habrá dinero para fichar porque las incorporaciones se tratarán de hacer mediante intercambios o trayendo a jugadores que acaben contrato. Pero aún hay más, Laporta va a tener que sacar dinero de donde no lo hay para afrontar renovaciones estratégicas como son las de Ansu Fati, Pedri e Ilaix Moriba. Jugadores de futuro que deben ser el eje sobre el que se cimente el nuevo Barça, pero a los que les llueven las ofertas y quedan libres a final de la próxima campaña, caso que también sucede con Dembélé, que sigue resistiéndose a renovar y que apunta a irse sin dejar un euro en la caja el 30 de junio de 2022.

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