Por qué el mundo no logró frenar el COVID-19
La ruptura de la comunicación entre la Organización Mundial de la Salud, los líderes nacionales y el público provocó que la pandemia estallara en febrero de 2020, según sugiere una investigación publicada en la revista científica Nature
El año pasado, durante la Asamblea Mundial de la Salud anual, los países exigieron que la OMS iniciara una revisión independiente de cómo se desarrolló la crisis del COVID-19, con el fin de extraer lecciones para el futuro. El informe resultante, publicado el 12 de mayo, fue elaborado por un panel de 13 expertos en salud mundial designados en parte por la OMS, pero independientes de ella.
La extensa investigación publicada en la revista científica Nature identifica febrero de 2020 como el mes en que, en un universo paralelo, se podría haber evitado el devastador costo de la pandemia si los países hubieran actuado rápidamente para limitar la propagación del virus.
Además, enumera acciones concretas que podrían ayudar a prevenir un destino similar en caso de que surja otro patógeno mortal, y establece un plan sobre cómo las vacunas pueden llegar a los países de ingresos bajos y medianos lo antes posible, para poner fin a la crisis actual. “La realidad es que todavía estamos en medio de esto”, explica Joanne Liu, miembro del panel y especialista en emergencias de salud de la Universidad McGill en Montreal, Canadá.
Algunos investigadores dicen que las sugerencias del panel sobre cómo fortalecer a la OMS son demasiado vagas. “Pero el panel tiene éxito en hacer algunas recomendaciones ambiciosas, incluida la creación de un consejo de líderes mundiales dedicados a combatir las pandemias”, dice Stephen Morrison, director de política de salud global en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington DC. “Están tratando de aprovechar un momento que todos saben que pasará bastante rápido”, advierte.
Una OMS más audaz
A principios del año pasado, la OMS debería haber hecho sonar su máxima alarma, una “emergencia de salud pública de importancia internacional”, o ESPII, aproximadamente una semana antes de lo que hizo el 30 de enero, concluyó el panel independiente en un informe preliminar.
Pero en su resumen final de la investigación, el panel pone más énfasis en lo que sucedió entre esa alarma y cuando la OMS calificó la crisis como una pandemia el 11 de marzo. A diferencia de diciembre de 2019 y enero de 2020, en febrero, el peligro de que el coronavirus SARS-CoV-2 se propague a nivel mundial era bien conocido y su costo podría haberse evitado mediante estrategias nacionales de contención. “Es muy obvio que febrero de 2020 fue un mes perdido”, reza el informe.
Un puñado de países asiáticos tomó medidas rápidas en febrero del año pasado para frenar el COVID-19, incluida la institución de pruebas integrales para el SARS-CoV-2 y el seguimiento de las personas que dieron positivo. “Pero el resto del mundo se quedó en sus manos”, asevera Liu. Ella y sus colegas evaluaron cómo la OMS comunicó el riesgo durante febrero de 2020 y decidieron que el sopesamiento cauteloso de la evidencia incompleta por parte de la agencia puede ayudar a explicar por qué muchos países no tomaron medidas.
“Cuando se hizo evidente que a los países que usaban tapabocas les estaba yendo mejor que a los que no lo estaban -continúa-, la OMS podría haber dicho que, aunque no tenemos todos los datos, deberíamos aplicar la principio de precaución y recomendar máscaras”. De manera similar, el informe indica que los gobiernos podrían haber tomado el peligro del SARS-CoV-2 más en serio si la OMS hubiera descrito la epidemia como una “pandemia” antes, aunque el término no está definido en los protocolos de la agencia para manejar emergencias de salud.
Justo después de la publicación del informe, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció que revisaría las críticas y propuestas de la investigación, junto con otros dos informes esperados en las próximas semanas, y discutirá las reformas con todos los países que integran la OMS.
Los expertos en salud mundial llevan mucho tiempo preocupados de que la OMS se enfrente a graves limitaciones para desencadenar acciones. Carece de poder legal para hacer cumplir las recomendaciones y exigir información. Y se esfuerza por criticar las acciones de un gobierno porque crónicamente carece de fondos suficientes y depende de las donaciones de sus países y territorios miembros.
Por lo tanto, el panel recomienda un presupuesto más alto para la agencia y dice que todos los países con una epidemia deben permitir que los funcionarios de la OMS accedan a las ubicaciones de los brotes con poca antelación, un golpe a las semanas de negociación necesarias para la primera visita de la OMS a Wuhan, China, en Febrero.
Jennifer Nuzzo, epidemióloga de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, dice que estos cambios potenciales estarían bien, pero que no abordan por completo los problemas mencionados en el informe. Por ejemplo, los países deberían acordar reformar las regulaciones que dictan los protocolos de la OMS para que tenga la autoridad para declarar una pandemia. Actualmente, solo puede declarar una PHEIC. Nuzzo dice: “La OMS es solo lo que nosotros consideramos que es”.
Prevención de pandemias futuras
Entre las recomendaciones más sólidas del informe se encuentra la formación de una organización fuera de la OMS, un Consejo Mundial de Amenazas para la Salud, para que los países sean responsables de frenar las pandemias. El consejo incluiría a los presidentes y primeros ministros de varios países de ingresos altos, medianos y bajos, y su función sería la de amonestar a los gobiernos si no se preparan o responden a emergencias de salud, basándose en el asesoramiento de agencias científicas.
Podría ser especialmente poderoso si se promulga junto con un tratado pandémico que actualmente están impulsando los países europeos, en el que los gobiernos se han comprometido a fortalecer sus respuestas. “No es una mala idea”, dice Morrison, “pero no sé si algo de esto es factible en nuestro mundo nacionalista profundamente dividido”.
Para que exista tal consejo, un número diverso y grande de gobiernos necesitaría presionar a las Naciones Unidas para que lo adopte. Pero Morrison dice que es poco probable que las naciones que tienden a ser cautelosas con la información respalden a un grupo diseñado para presionarlos hacia la transparencia. No obstante, Liu dice que el panel apunta alto, para igualar lo que está en juego para prevenir otra crisis de esta escala. “Para 2025, esperamos pérdidas por valor de 22 billones de dólares”, sostiene. Y agrega: “Esta pandemia ha paralizado el planeta durante 18 meses, ¿cuándo fue la última vez que sucedió algo así?”.
Liu y sus colegas presentarán las recomendaciones a los líderes mundiales en la cumbre de Salud Global la próxima semana y en la Asamblea Mundial de la Salud a fines de mayo. Su objetivo es encontrar países dispuestos a hacer avanzar las ideas para que puedan convertirse en políticas.