Mbappé aniquila al Mónaco

Un gol y una asistencia del internacional francés le dieron la Copa de Francia al PSG ante un Mónaco que apenas dio batalla y que acabó sucumbiendo holgadamente.

Andrés Onrubia
As
El PSG se proclamó campeón de la Copa de Francia tras vencer por 2-0 a un débil Mónaco que solo intimidó a Keylor Navas con un centro-chut de Gelson Martins que acabó en el larguero. Es el segundo título de Pochettino esta temporada, tras la Supercopa cosechada ante el Marsella en enero. Mbappé volvió a ser la estrella del encuentro, asistiendo a Icardi en el 1-0 y marcando el 2-0 con una facilidad extraordinaria.

Se enfrentaban en el Stade France los dos grandes ricos del fútbol francés en la última década, PSG y Mónaco, una final trascendental, sobre todo para Pochettino, que podía perder hoy un título y el domingo otro ante el Lille en la Ligue 1. El argentino, sin Neymar por sanción, alineó a Mbappé, Icardi y Di María en ataque.

Sin ser una primera mitad para tirar cohetes, el PSG controló al Mónaco durante los primeros 45 minutos. Aunque la disposición táctica de los de Kovac en los compases iniciales incomodó a los parisinos, no fue suficiente para llegar o tan siquiera probar a Keylor Navas. Las finales son detalles y Mbappé lo sabía perfectamente.

El internacional francés aprovechó un error flagrante de Disasi en salida de balón para asistir a Icardi en el 1-0 del PSG. Fue la primera llegada del encuentro, pero suficiente como para ser decisiva. El Mónaco, que estaba bien plantado en el terreno de juego, entró en un bucle de errores del que no salió antes del descanso.

Obligado a reaccionar, Kovac dio entrada en la segunda parte a Gelson Martins, Diatta y Cesc en el tramo final para intentar revertir el encuentro. Sin embargo, el juego del Mónaco seguía siendo plomizo, incapaz de encontrar espacios ante un PSG encantado con el resultado y con el flojo ritmo del partido. Gelson Martins avisó con un centrochut que acabó estrellándose en el larguero, pero fue un espejismo, ya que Mbappé volvió a oler la sangre y sentenció el partido con un gran gol de la izquierda, no sin antes estar a punto de hacer uno de los goles de la noche con una vaselina de bella factura.

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