Luis Suárez, enemigo íntimo
Al de la segunda, aún más decisivo por el momento de la temporada en que nos vemos, no llega el uruguayo en su mejor momento. En las últimas diez jornadas ha marcado sólo tres goles. En las diez anteriores logró once. Y el Atlético, al que no le sobra ya nada, necesita la mejor versión del pistolero, si puede ser contra Barça, mucho mejor.
Suárez no oculta que allí ha dejado amistades y que se alegra de sus éxitos. Cuando el Barça ganó la Copa, le felicitó públicamente. Y opina sin pudor del presente y del futuro de su antiguo club y de Messi. Pero a la vez está especialmente motivado. La llamada con la que Koeman le comunicó que no contaban con él y que no hacía falta que volviera a los entrenamientos fue muy dolorosa. Y Suárez se marchó al Atlético con hambre de títulos y de demostrarle al Barça que había cometido un error. Su fantástica primera vuelta convenció a todos de que el fichaje había sido un chollo para los rojiblancos, aunque ahora queda rematar la faena.
En noviembre, días antes del Atleti-Barça, en una entrevista con ESPN le preguntaron si celebraría un gol. “No, no lo grito ni loco... Quizá no lo gritaría, pero señalar a alguna parte sí sería capaz...”, comentó sin dar más señas, aunque todos los pensamientos se dirigieron a Bartomeu, que ya no está, y a Koeman. Entonces el Barça sí echaba de menos un ariete y él se acabó perdiendo el partido. Las cosas han ido cambiando y mañana regresa a un Camp Nou vacío. En juego, sacarse una espina... y media Liga.