Lo apodaban “el rey del karting”, pero lo marcó a fuego una tragedia familiar: la historia del piloto que Ayrton Senna nunca pudo vencer
A 27 años de la muerte del tricampeón mundial, el recuerdo de Terry Fullerton, el corredor preferido del recordado brasileño y, al mismo tiempo, la piedra en su zapato
En la conferencia de prensa previa al Gran Premio de Australia de 1993 se vivió un clima de despedida. Porque fue el cierre de la temporada en la que Alain Prost logró su cuarto título y que significó su retiro. Además, porque Senna se fue fue de McLaren para pasar a Williams y aquella de Adelaida fue su última victoria en la Máxima. En la rueda con los medios, el periodista Mark Fogerty le preguntó al brasileño cuál fue el piloto con el que fue más satisfacción tuvo al competir, en el pasado o en el presente.
Muchos esperaron que mencionara a sus más fuertes rivales en la F1, el Profesor Prost, Nigel Mansell o Nelson Piquet. Pero no, Ayrton sacó otra vez un conejo de la galera y sorprendió a todos. Se tomó unos segundos para responder y dijo: “Tengo que volver hacia 1978, 1978 y 1980. En las carreras de karting. Era mi compañero. Su nombre era Fullerton. Él tenía mucha experiencia y me gustó competir a su lado porque era un piloto rápido y consistente. Él era para mí un piloto muy completo. Aprendí mucho de él. Eran tiempos de pilotos puros, carreras puras. Sin política, sin dinero en el medio. Sólo carreras. Tengo un muy buen recuerdo”, reveló Senna ese día. Esa declaración está en el inicio del documental de Asif Kapadia (2010).
A esa altura Senna orilló los 34 años y si bien estaba más maduro, se mostró agotado por el sistema de la F1, sus intereses y las internas del gran circo. Ya no estaba en la presidencia de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), Jean-Marie Ballestre, con quien tuvo varios cruces. Sin embargo recurrió a su espíritu amateur para destacar a alguien que había colgado el casco una década atrás y que estaba fuera del ambiente.
Fullerton (4/01/1953) luego de sus años en el karting no siguió corriendo en autos más allá de algunas competencias en la Fórmula Ford. Por una tragedia familiar y escasez de recursos no llegó al automovilismo profesional. Además sintió que su lugar estaba en la docencia y captación de talentos.
Él mismo admite que tiene escaso dinero y que pocas personas fuera del mundo del karting profesional conocen su nombre. Hoy pasa la mayor parte de sus días cubierto de aceite, impartiendo sabiduría a los jóvenes corredores que sueñan con triunfar.
Tragedia familiar
Alex Lloyd es un ex piloto inglés que en 2003 perdió el título de la Fórmula Renault Británica contra Lewis Hamilton. En sus inicios fue pupilo de Fullerton y en 2016 escribió un artículo sobre él en el sitio Jalopnik. Cuenta que Terry también compitió contra Prost, Mansell, Piquet y muchos más, y estuvo a la altura de todos ellos. Era considerado de forma indiscutida como el “Rey del Karting”, quizás el más grande que jamás haya competido en la especialidad.
Pero, ¿qué pasó con él? ¿Por qué no llegó a ser una figura en los autos? Fullerton tenía un hermano mayor llamado Alec que corría en motos gracias al esfuerzo de su padre. Su familia siempre fue muy humilde. Hasta que Alec falleció en una carrera en Mallory Park y esto lo marcó. “Yo solo tenía 11 años y estaba en la pista cuando murió”, recuerda Terry. “Lo vi en la ambulancia; todo fue bastante traumático”, confesó.
Después de haber estado en numerosas carreras con su hermano a lo largo de los años, Fullerton admitió que el automovilismo lo apasionaba, pero era una pasión que de alguna manera conservaba una conexión con la pérdida de su hermano. Él también empezó a competir en motos hasta que su padre le compró un karting porque es un vehículo más seguro que el de las dos ruedas.
Pronto se destacó y entre sus logros más importantes estuvieron los ocho títulos británicos de karting: 3 Junior (1966/67/68) y 5 Senior (1971/73/75/78/80). En 1973, aparte del certamen local, se consagró a nivel europeo y plasmó su único título mundial, ese que el propio Senna intentó ganar sin suerte hasta que tuvo 22 años.
“En esa etapa había tres o cuatro pilotos de F1 que morían cada año”, explicó Fullerton. “No me gustaba eso en absoluto. Supongo que lo que le sucedió a mi hermano fue un catalizador de ese proceso de pensamiento”, remarcó. Pero Terry también se puso en el lugar de sus padres que no habrían soportado la pérdida de otro hijo. En el karting él siempre se sintió seguro y por eso se mantuvo en la escuela del automovilismo.
Las batallas con Senna
A fines de los años setenta llegó a Europa un joven brasileño llamado Ayrton da Silva, que luego en su etapa en Inglaterra empezó a usar el apellido de su madre (Senna) porque a los periodistas locales les costaba mencionar el paterno. Fullerton y “da Silva” fueron compañeros en el equipo italiano DAP de Angelo Parilla. El inglés era contratado y siete años mayor que el adolescente paulista que pagó para correr.
Antes del Campeonato Mundial en Le Mans la escudería hizo unas pruebas en Palma de Mallorca, España. Desde el primer día, Senna fue rápido. “Este niño es un poco especial”, admitió Fullerton. Ya en el Mundial en uno de los ensayos el británico fue unas décimas más lento. Senna regresó satisfecho a su habitación en el hotel y seguro de estar a la altura de su compañero, que en realidad probó diferentes cosas sin usar su mejor motor y por eso no buscó “romper los relojes”, como se dice en la jerga fierrera.
En la clasificación, Fullerton aplastó a Senna por un par de décimas. “Le tomó un tiempo a Senna darse cuenta de lo que estaba haciendo. Realmente le afectó”, dijo Fullerton, que en realidad quiso darle una lección. Sin embargo el título se lo llevó el estadounidense Lake Speed.
Durante la temporada 1978 y 1979, la relación Senna-Fullerton fue buena. Ayrton a menudo le pidió consejos a Fullerton sobre cómo manejar, y Fullerton le explicó que estaba “sobrecargando”, que en otras palabras es yendo demasiado rápido, frenando de forma exigida (llegaba con mucha velocidad a las curvas) y con los neumáticos traseros deslizándose.
En los torneos de Estoril, en Portugal (1979) y Nivelles-Baulers, en Bélgica (1980), Ayrton fue subcampeón mundial detrás de los holandeses Peter Koene y Peter de Bruijn. El cetro ecuménico de karts fue la asignatura pendiente para el astro brasileño. Sin embargo, Fullerton ya notó en él algo más y su ojo clínico estuvo acertado y lo destacó sobre otras figuras. “Prost era rápido en karting, pero nunca alguien de quien me preocupara ganarme. Lo mismo con Mansell. Pero con Senna sí me tuve que concentrar más”.
Súper competitivo
Pero el talento no fue la única característica de Fullerton. Tuvo una mentalidad ganadora que les transmitió a sus pupilos y Lloyd lo recuerda: “Cuando corría karts en 1999, él era mi entrenador. Me llevó de un niño rápido que nunca había ganado una carrera a un campeón británico en menos de un año, un niño que debería haber ganado el Campeonato de Europa”.
“Recuerdo que una vez terminé segundo detrás de Oliver Jarvis (luego corredor de Audi en Le Mans y en el Campeonato Alemán de Turismo). Fue una batalla en última vuelta entre nosotros dos, y por unos centímetros, Jarvis se impuso. De vuelta en el camión, mi familia y mi equipo chocaron los cinco y me felicitaron por un gran resultado en la primera de las dos finales. Fullerton, sin embargo, me hizo a un lado. ‘Eso fue inaceptable’, me dijo con severidad. ‘Si estás en una pelea uno a uno, nunca debés perder. ¡Nunca!’”, agregó.
“Unas horas más tarde fue la segunda carrera. Una vez más, todo se redujo a la última vuelta. Estaba segundo en la última curva, al igual que antes. Pero esta vez, fue como si Fullerton viajara conmigo, susurrándome al oído: ‘No debes perder nunca’. Encontré el más pequeño de los huecos, me abrí paso y me llevé la victoria. Me negué a perder. Y esa noción se me quedó grabada desde entonces”, destacó.
Con 31 años, en 1984 Fullerton dejó la competición activa y creó su propio equipo de karting. Comenzó a forjar el camino de varios pilotos británicos como los ex F1, Justin Wilson, Paul di Resta, Anthony Davidson y Allan McNish (el tres veces vencedor en las 24 Horas de Le Mans) y el recordado Dan Wheldon (en dos ocasiones triunfó en las 500 Millas de Indianápolis).
¿Qué habría pasado si Fullerton hubiera corrido en autos y con continuidad? ¿Habría continuado con ese nivel de dominio en la F1, o no? “Alguna vez lo pensé un poco”, admitió. “Trabajo todos los días, trato de enseñar a los niños a conducir karts, y básicamente no tengo dinero. La verdad es que no me arrepiento de no haber pegado el salto. Tengo todos los elogios”, explicó.
Hoy Terry Fullerton tiene 68 años y vive en una pequeña casa en Leicester, en Inglaterra, con su esposa Nilda, su hija de 16 años y dos perros. No le sobra el dinero, pero se infla el pecho cada vez que recuerda el halago más importante que tuvo: “El hecho de que Senna me mencionara y ese testimonio saliera en su película fue brillante”.