Las claves para entender la escalada de violencia en la Franja de Gaza
Ariel Gelblung, director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina, y Mariano Caucino, ex embajador de Argentina en Israel, explicaron los pormenores del actual conflicto entre Israel y grupos terroristas palestinos, durante una conferencia organizada por la Fundación Libertad
En el marco de una conferencia virtual organizada por la Fundación Libertad, y de la que participó Infobae, Ariel Gelblung, director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina aclaró que “no se trata de un conflicto entre Palestina e Israel”, sino que se trata de un conflicto con los terroristas de Hamas, que controlan la Franja de Gaza bajo un gobierno “más que dictatorial”.
“Es una cuestión no sólo territorial, sino absolutamente religiosa para Hamas. Su carta orgánica establece que busca la destrucción y desconocimiento al Estado de Israel. Además, sus enemigos son judíos y cristianos en cualquier parte del mundo”, agregó.
Tanto Gelblung como Mariano Caucino, ex embajador argentino ante Israel, coincidieron en que otro foco de tensión entre la población palestina se originó tras la postergación de las elecciones. Desde 2006 los palestinos no pueden expresar su voluntad mediante el voto. Más allá de las justificaciones manifestadas por Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, los disertantes explicaron que las autoridades palestinas “pensaban que las podía ganar Hamas”.
“El gobierno es visto como un gobierno corrupto, incapaz de mejorar la vida de sus ciudadanos. Pero aún así, lo otro es aún peor, porque Hamas es una organización terrorista”, indicó Caucino.
En esa línea, el director del Centro Simon Wiesenthal sostuvo que los ciudadanos perciben al gobierno de la Autoridad Palestina como un “gobierno corrupto”: “Ellos viven en mansiones con alto nivel económico, y gran parte de la ayuda que reciben del exterior, no se percibe en el nivel de vida de los ciudadanos. Por eso no pueden someterse a elecciones porque las van a perder (…) Hamas sostenía que si no había elecciones, se iba a generar un conflicto”.
La estrategia de Hamas, según Gelblung, era apuntar a los ciudadanos palestinos en Israel para tener una especie de “caballos de Troya” desde adentro. En el caso de la Autoridad Palestina, en tanto, “prefieren mantener el status quo, y usar el dinero para subvencionar a las familias de aquellos que cometen actos terroristas”, en lugar de someterse a elecciones y sentarse en una mesa de negociación con Israel.
En ese sentido, recordó los Acuerdos de Abraham alcanzado el año pasado, que estableció la normalización de relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos: “Han puesto de manifiesto de que ya no se trata de un conflicto árabe-israelí, sino de Israel con las autoridades de los gobiernos palestinos”. Recordó, además, que el Estado hebreo también firmó acuerdos con países como Egipto (1979) y Jordania (1994).
“Los países árabes sunitas, además de temer la expansión de Irán, entienden que el dinero que les entra por el petróleo no les va a durar para siempre. Por lo tanto deben diversificarse. Y entienden que la paz con Israel, les puede servir muchísimo más que seguir manteniendo el status quo. Eso cambió la idea de la región”, con la excepción de la Autoridad Palestina, que mantiene su postura de no negociar para alcanzar la paz, apuntó Gelblung.
Caucino también valoró los recientes acuerdos de Israel con países de la región como Marruecos y Bahréin, y el acercamiento con Arabia Saudita: “Desde las guerras del 60 la Liga Árabe había establecido que los países árabes no debían negociar acuerdos de paz con Israel, pero ese criterio fue siendo dejado de lado paulatinamente, porque en las últimas cuatro décadas se lograron importantes acuerdos de paz”.
Frente a esta resistencia por parte de las autoridades palestinas, Hamas busca extender su control sembrando el terror en la región.
Una semana de ataques, y el temor a una mayor escalada
Con relación al creciente enfrentamiento militar, Gelblung aclaró sobre la “suposición de falta de proporcionalidad” entre ambas partes. Al respecto, sostuvo que “hay un ataque indiscriminado de un grupo que tiene un arsenal de misiles que ataca a la población civil, y no a objetivos militares, desde la Franja de Gaza”.
En apenas una semana, los terroristas palestinos de Hamas y la Yihad Islámica lanzaron más de 3.000 cohetes, algunos de los cuales cayeron incluso en propio suelo palestino, y otros fueron interceptados por el avanzado escudo antimisiles israelí Cúpula de Hierro.
“Entre el 20-30% de lo cohetes caen en el espacio de Gaza, dañando a su propia población. La Cúpula de Hierro en tanto elimina el 90% de los misiles que se dirigen a la población israelí”, detalló el director del Centro Wiesenthal, quien además condenó la brutalidad de estos grupos terroristas al recordar que durante el estallido de 2014 los extremistas “disparaban desde las escuelas de la ONU, y desde hospitales”.
Con relación a la respuesta por parte del Ejército israelí, explicó que las Fuerzas de Defensa tratan de llevar a cabo operaciones “quirúrgicas” contra instalaciones, túneles y estructuras terroristas. No obstante, buscan evitar a toda costa realizar incursiones terrestres. La semana pasada, por ejemplo, el Ejército anunció que realizaría una misión de ese tipo. Sin embargo, se trató de una estrategia para atacar los túneles -muchos de los cuales desembocan en suelo israelí-, donde se esconden militantes de Hamas.
“El objetivo de las Fuerzas de Israel es tratar de descabezar a Hamas, quitarle la mayor cantidad de capacidad de rearme para poder evitar que esta situación se mantenga por mucho mas tiempo”, analizó Gelblung.
Consultado sobre si existe la posibilidad de que se origine una escalada aún mayor, explicó:
“Podemos esperar situaciones de mínima o de máxima. De mínima es que desde los organismos internacionales y determinados países, la presión sea cada vez mayor, y se sienten a una mesa para un alto el fuego. De máxima, o situaciones que pueden agravar esto, es que a los ataques se les sumen ataques desde el norte por parte de Hezbollah, desde el Líbano”.
En la jornada de hoy se registraron ataques desde esa zona, pero los proyectiles cayeron en suelo libanés: “Este es el gran temor de que se pueda dar una gran escalada”.
El rol de la comunidad internacional
Un actor fundamental siempre que se habla de terrorismo en Medio Oriente es el régimen de Irán, principal patrocinador de grupos extremistas como Hamas y Hezbollah. “Irán ha declarado no una, sino todos los días, de forma oficial que su política es la destrucción del Estado de Israel, y llevarse puesto a todos los judíos de todo el mundo”, aseveró el director del Centro Simon Wiesenthal.
Subrayó, además, que “la creciente presencia de Irán en América Latina a través de la puerta que le abrió Venezuela es innegable”, y advirtió que un eventual nuevo acuerdo nuclear con Estados Unidos le daría más poder al régimen: “Que Irán vuelva a tener dinero es un grave error”.
Por su parte, mientras gran parte de la comunidad internacional expresa su preocupación por la escalada de violencia en la Franja de Gaza, Caucino fustigó el comunicado emitido por el gobierno de Argentina. Ante los ataques con misiles de Hamas, el ejecutivo de Alberto Fernández criticó a Israel por el “uso desproporcionado de la fuerza”.
“La Argentina es un país que tiene una convivencia multicultural, multireligiosa, con una sociedad muy integrada, con amistades cruzadas sin mayores inconvenientes. Además es un país que sufrió dos atentados terroristas en los últimos 30 años. Por eso es altamente criticable el comunidad de la cancillería de la semana pasada, que en vez de condenar el terrorismo, se dedicó a condenar al estado de Israel”, comentó el ex embajador argentino ante Israel.
Y añadió: “Fue un comunicado repudiable. Es más, en declaraciones posteriores, el presidente y el canciller dieron unas explicaciones desopilantes. No refleja en lo mas mínimo al conjunto del pueblo argentino”.
Según consideró, el gobierno de Alberto Fernández puede ser considerado como “la cuarta administración kirchnerista”: “El kirchnerismo tuvo una política exterior en la que adoptó una posición crecientemente anti occidental. Se vio en la cumbre de Mar del Plata. Eso fue una catástrofe. Después siguió una alianza con Venezuela, una adhesión con el Foro de San Pablo, y luego un acuerdo con Irán. Esa es la historia del kirchnerismo. Pero la política es siempre en contra de Occidente, en contra de los valores que uno debe defender. Es muy lamentable, hay que criticarlo, y es imperdonable”.
“Grave que en Argentina no se condene el terrorismo. La política exterior es la proyección de un país al mundo, son valores y principios, y tenemos que estar en contra de toda forma de terrorismo. Por eso es inaceptable lo que el gobierno argentino hizo la semana pasada”, concluyó.