La tercera revolución de Laporta

El presidente, ante el desafío de acertar como hizo en la temporada 2003-04 con la llegada de Ronaldinho o Rijkaard; y en 2008-09, con el proyecto de Guardiola y el fichaje de Alves.

Juan Jiménez
As
A Laporta le toca pasar a la acción. Ha prometido una renovación y un nuevo ciclo. Es difícil empezar un nuevo ciclo cuando el mejor jugador de la historia del club continúa y el ciclo lleva su nombre, el de Messi, pero Laporta tiene fe en reinventar el Barça. Esta vez no tiene a Txiki a su lado. Tampoco a ese genio que era Cruyff, y que fue su mejor consejero durante años. Pero Laporta ya lo hizo con éxito en dos ocasiones.

Laporta accedió a la presidencia en el verano de 2003. Joven, audaz, y con una energía tremenda, fichó a Rijkaard como entrenador y agitó la plantilla a lo bestia. Se marcharon Frank de Boer, Rochemback, Bonano, Dani, Cristanval, Alfonso, Andersson, Geovanni, Riquelme, Sorín, Enke, Fernando Navarro, Trashorras... Algunos, como Bonano y Dani, llegaron a ser forzados a entrenarse aparte para forzar de salida en una decisión con polémica... Más de una decena de bajas y altas que ofrecieron un gran rendimiento al equipo como Ronaldinho, Márquez o Van Bronckhorst. También llegaron otros jugadores de rendimiento mucho mas discutible como Quaresma o Rustu. Un fichaje clave fue el de Edgar Davids, que aterrizó a mitad de temporada procedente de la Juventus cuando el Barça se tambaleaba. Y, finalmente, Iniesta, Valdés y Oleguer se quedaron definitivamente en el primer equipo. El paso definitivo de esta revolución se dio en la temporada 2004-05, cuando el Barça fichó a Etoo, Larsson, Giuly, Edmilson, Deco, Belletti y Sylvinho. Ese año, recuperó el título de Liga y, al año siguiente, levantó la Champions.

La segunda revolución de Laporta se hizo obligatoria en 2008, cuando la autocomplacencia del Barça de Ronaldinho culminó en un pasillo en el Bernabéu, humillado ante el Madrid en el campo y con el equipo a casi 20 puntos en LaLiga. Fue entonces cuando Laporta llamó a Guardiola y tomó la determinación de prescindir de Ronaldinho y Deco, que habían dado gloria al Barça. También de Zambrotta, Edmilson, Gio, Thuram u Oleguer. A cambio, incorporó a un jugador pujante que le dio otra marcha al Barça, Daniel Alves, que terminaría dando cien aistencias en el Barça. Y con el brasileño, del Sevilla también llegó Keita. Laporta también fichó a Martín Cáceres y Busquets y Pedro, una genialidad llena de talento de Guardiola. El resultado fue el Sextete.

La tercera revolución puede ser la más difícil para Laporta. Primero, por la situación económica que atraviesa el Barça, que hace difícil pensar en que podrá fichar un Ronaldinho que devuelva alegría e ilusión a la afición. El globo sonda de Neymar duró muy poco y Haaland está descartado porque el Barça se ha centrado en la renovación por Messi. Los fichajes más avanzados son los de Èric García y Aguero. A primera vista, demasiado poco. Y en segundo lugar, porque muchos de los jugadores discutidos son leyendas. Sacarlos del club, más con los contratos que tienen, no parece sencillo. El objetivo de la tercera revolución de Laporta es dar una decena de bajas y tirar de intercambios para conseguir una clase media que vuelva a fortalecer al equipo y rodee bien a Messi. Pero eso no es revolución ni un nuevo ciclo. Es una evolución más del Barça de Messi...

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