GP DE PORTUGAL / La ley del más fuerte

Victoria de Hamilton en Portugal por delante de Verstappen y Bottas, a quienes adelantó. Alonso remontó al 8º y Sainz fue 11º con una mala estrategia.

Jesús Balseiro
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Ha ganado tantas veces Hamilton sin sudar que algunos olvidan su ferocidad cuando toca bajar al barro y pelearse. No importó que la pole fuera de Bottas, ni que Verstappen le arreara en la resalida tras el coche de seguridad. Llegó a rodar tercero el siete veces campeón, pero esta vez no perdió el control de la situación. Calculó tras Mad Max y adelantó cuando el holandés cometió un leve error persiguiendo a Valtteri. Después asedió a su compañero con idéntico resultado, agarró el liderato antes de cumplirse el primer tercio de la carrera y sólo lo cedió virtualmente tras las paradas en boxes por la diferencia de estrategia con Pérez. Salió de caza Sir Lewis y se impuso en el GP de Portugal con Verstappen segundo y Bottas, tercero más la vuelta rápida.

Cuando se apagó el semáforo Sainz puso cuarto a su Ferrari, dio cuenta de Checo. Lo hizo bien el madrileño en la salida, pero a partir de entonces todo lo que pudo ir mal, fue peor. Un primer accidente entre Raikkonen y Giovinazzi forzó la aparición del ‘safety car’ y Sainz perdió la plaza con Checo y Norris en la arrancada posterior. Los estrategas le hicieron parar el primero (llevaba la goma blanda, como los rivales directos) para buscar el undercut sobre Lando, pero se encontró a Russell por el camino y el McLaren pudo defenderse. Carlos gastó ruedas, le montaron las medias, y en cinco vueltas llegó el temido graining. Tras él, la aguerrida zona media se decantó por las ruedas duras. Uno por uno, fue perdiendo posiciones sin ritmo, sin neumáticos, hasta acabar en un decepcionante undécimo. Alguien tendrá que echar las cuentas de otra manera la próxima vez.

Checo fue cuarto y Norris, quinto, ganó la batalla particular por delante de Leclerc y de los dos Alpine, que son coches carreristas, de domingo, y han dado un enorme salto de prestaciones este fin de semana en el Algarve. El séptimo de Ocon era esperable porque partió sexto, pero el octavo de Alonso vale mucho después de dos grandes premios de sensaciones extrañas, problemas de potencia, envoltorios de sándwich y fenómenos paranormales. El campeón oxidado remontó cinco puestos y dejó adelantamientos sin miramientos sobre Gasly, Ricciardo o el propio Sainz. Menos mal que estaba acabado. El madrileño, por cierto, perdió los puntos en la penúltima vuelta contra el francés de Alpha Tauri, aunque tampoco tenía herramientas para defenderse.

Un buen día de carreras sobre un espectacular circuito, donde Hamilton fue más fuerte que Verstappen y Bottas en el cuerpo a cuerpo. Es la asignatura que se intenta cargar como pendiente en la cuenta del campeón de Mercedes. Mientras tanto, McLaren superó otra vez a Ferrari, a Sainz se le torció la mañana y nadie en el garaje hizo por enderezarlo; y Alonso arregló en carrera lo que no encontró en clasificación. “Lo siento por la clasificación de ayer, estaremos ahí pronto”, admitió a sus ingenieros por radio. Ya advirtió unas horas antes de que los puntos se reparten el domingo. Próxima parada, el GP de España en Montmeló dentro de siete días.

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