F1 | GP DE MÓNACO / Verstapen vence con autoridad en Mónaco

Verstappen por fin gana en Mónaco y es el nuevo líder.


Jesús Balseiro
As
Llegó la plana mayor de Maranello encabezada por John Elkann y sus chavales, acicalados para la ocasión con el traje típico de Mónaco y dispuestos a presenciar el gran día de Charles Leclerc. Pero Ferrari, que aúna lujo, tradición y leyenda, es también drama: el piloto local salió a dar las vueltas de calentamiento y sintió una avería en la transmisión que fue irreparable. Los técnicos apostaron por salir desde la pole obviando que el accidente del sábado había dañado seriamente elementos colindantes con la caja de cambios. Para evitar una penalización, no sustituyeron la pieza. Los aplausos de Binotto en la tarde anterior, "decepcionado" por que su compañero no hubiera bloqueado la primera fila, obviaron que la fiesta había terminado contra el muro. Menos mal que Carlos Sainz salvó el domingo y levantó los ánimos de un garaje derrumbado con una actuación soberbia, pero sobria, que le vale su primer podio como piloto del equipo más grande, y turbulento, del planeta automovilista.

Partió tercero virtual ante la ausencia del poleman, por detrás de Verstappen y Bottas. El neerlandés se cerró hacia el interior y el finlandés bloqueó. No hubo intercambio de posiciones delante y apenas alguna detrás. A partir de ahí, bien sabido es que en Montecarlo no se puede adelantar. El milagro es que se puedan alcanzar los 270 kilómetros por hora, como para pedir otra clase de maniobras. Se adormeció la tarde hasta que llegaron las paradas en boxes.

Bottas sucumbió en el cambio de neumáticos

Encendió la mecha Hamilton, sumido en la vulgaridad de la zona media. Paró el primero en la vuelta 30 y forzó la reacción de rivales cercanos. Pero se defendió Gasly, que paró justo después y se mantuvo delante, y sobrepasó a ambos un sólido Vettel, porque Aston Martin sabía que en Mónaco es mejor retrasar al máximo el cambio de neumáticos. Delante, tuvo la iniciativa Bottas, que defendía la plata: se atascó la rueda delantera derecha y terminó su jornada de trabajo. No habría ningún piloto de Mercedes en el podio, un equipo que tiende al desastre cuando no corre por la victoria.

Eso allanó el camino a Sainz, que debía entonces cubrir la parada de Norris y su McLaren celeste y naranja que luce con clase el histórico patrocinio de Gulf. Si Lando estrenó gomas en la vuelta 31, Carlos lo hizo dos más tarde, tras salvar un tren de doblados. Él quería más vueltas, sentía que tenía ritmo para cazar a Mad Max, pero la lucha por el triunfo se había escapado antes. El sábado en la Q3, concretamente. A partir de ahí, puso presión sobre el Red Bull y llegó a quedarse a algo menos de tres segundos, pero no merecía la pena arriesgar y la distancia se consolidó. El segundo puesto, su tercer podio como piloto de F1, alivia el inicio de temporada de Ferrari y refuerza su posición dentro del garaje de los italianos. Dos en uno.

Mientras tanto, marchó plácido Verstappen hacia un triunfo que no hizo afición, pero se recordará toda la vida, como todos los que se consiguen en esta ciudad mágica, sobre todo porque debió alcanzarlo hace tres años, cuando se dio de bruces con el acero de La Piscina. Además, es el nuevo líder del Mundial porque Hamilton finalizó séptimo, desquiciado, protestón con la estrategia. La filosofía zen sólo funciona cuando estás al frente del pelotón. Llegó a hacer una parada extra cuando no tenía nada que perder para lograr la vuelta rápida, que vale un punto. Todos contarán en Abu Dhabi.

Checo, Vettel y un desquiciado Hamilton

Checo remontó con la estrategia ‘larga’ hasta la cuarta posición y presionó cuanto pudo a Norris, a quien cazó a 12 vueltas para el final. Fue insuficiente, en Mónaco no se adelanta, y el británico coronó un podio de quilates con tres jóvenes que no pertenecen al club de los billonarios, pero van sobrados de talento. Vettel consolidó el quinto delante de Gasly, mientras que Stroll, Ocon y Giovinazzi cerraron los puestos de puntos. No accedieron Ricciardo, doblado por su compañero, ni Alonso, 13º y retrasando su pit stop hasta que hubiera un coche de seguridad o bandera roja que nunca llegaron. La bandera roja, rossa, la pondría Sainz en el podio de Mónaco.

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