Estropicio de los Nuggets pese al día en negativo de Damian Lillard

Horrenda disposición de los Nuggets, que llegaron a perder por más de treinta. Serie empatada y malas sensaciones de Jokic y Lillard.

Mike Maestre
As
Han cambiado muchos las cosas desde el último partido y pueden cambiar más en los siguientes. Los Nuggets se han mostrado ya definitivamente, y se entiende al no estar Jamal Murray, como un equipo voluble y estos Blazers que tienen enfrente, habiendo cambiado la rotación para ajustarse a lo que le pide el cuerpo a los contrincantes, son duros. En el segundo partido de Portland, el cuarto en general de esta serie de primera ronda, el empellón que se han llevado los de Colorado es de los de pitar antideportiva. Se redujo la distancia en los minutos de la basura y en los previos, con jugadores habituales pero ya jugando a divertirse. En sólo media hora la cita quedó finiquitada y eso, en un equipo del espíritu y el hambre de Denver, es un problema. Los partidos se pierden y cuentan de la misma forma si es por uno o por cuarenta y uno, pero la imagen permanece y la del cuadro que dirige Mike Malone, al que las cámaras cazaron incluso bostezando en un momento de la segunda mitad, es muy pero que muy negativa.


No se aprovecharon del mal día de Damian Lillard, que cerró la sesión con 1/10 en tiros aunque se viera más favorecido en otras facetas como los rebotes o las asistencias. Se desquició con la presión de Campazzo y no encontró posiciones de tiro cómodas, además de no contar con la magia en lanzamientos complicados que suele meter aunque sean eso, complicados. Pero hubo guardaespaldas. Norman Powell desmuestra por qué se le camnbió por Trent, que brilló en la burbuja: 29 puntos y sólo cuatro tiros fallados. McCollum, Anthony y un Nurkic en todos sitios, otras claves para los pupilos del cuestionado Terry Stotts.

Aguantaron algo los Nuggets en el primer tiempo. A triples iban cómodos los dos equipos si las rachas se iban repartiendo, pero la intensidad en defensa era muy dispar. Es un aspecto que destacó Malone en la rueda de prensa posterior, ya que no se explicaba que hubiera que meter intensidad de más a jugadores sabiendo que estamos en la fase final de la temporada. Hubo flojera y el dominio de las zonas también perteneció a Portland aunque se llevaran menos rebotes totales.

Diez puntos de inicio de Powell llevaron a un triple de McCollum con el que los diez puntos eran los que le sacaba ya un equipo a otro (23-13, minuto 6). La salida de Morris dio algo de alas a los visitantes, que estaba teniendo dificultades tremendas para crear. Facu Campazzo no estuvo fino en su tarea aunque terminara inflando algo sus números: 12 puntos y 7 asistencias. La referencia, el que se presume que será el MVP, hizo acto de presencia pero como si nada. Nurkic, ex-compañero y compadre balcánico, le hizo la vida imposible y Nikola Jokic, que venía promediando 36 puntos en esta serie, pudo ver aro tres veces en el primer cuarto y dando gracias. La presión en los cortes de Covington hizo efecto, se cargó de faltas pero valió la pena. La intensidad subía y los Nuggets empezaban a perderse. 

Las dos veces que se encontró una reacción positiva en el cuadro de Malone fue con los suplentes. En cuanto regresaban los titulares, bajonazo. JaMychal Green hizo un buen puente con ocho puntos seguidos y algo más de intensidad, aunque se llevara una boina de Nurkic en el camino. Es la fuerza de la que luego habló su entrenador, en este caso en positivo. Jugadas sueltas de Rivers y Gordon ayudaban poco si luego la aportación de Michael Porter era más fría que Denver en enero.

Entre lo que se distanciaron en la última parte del segundo cuarto y el inicio del tercero, con los Nuggets dormidos tras el descanso, el impulso fue definitivo. De la mano de Powell y sus escuderos y no al revés la diferencia subía a veinte con facilidad, Nurkic ya había minado completamente la moral de Jokic y la vuelta de tuerca ya era misión imposible. Millsap pegó un arreón de rabia con varias canastas seguidas en el tercer periodo, pero nada. A +33 se fue (91-58, minuto 34). A Stotts le dio hasta palo sacar a los menos habituales tan pronto, dejando que la afición pudiera vibrar con el cumpleañero Carmelo Anthony y los protagonistas de la noche, McCollum, Nurkic y Powell, totalmente destensados.

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