El peor borrón de Zidane

La eliminación del Madrid en Londres señala al técnico, desde su elección de los once jugadores titulares hasta el dibujo por el que optó.

Manu de Juan
As
El Real Madrid no pudo culminar la remontada en Londres contra el Chelsea, en la vuelta de las semifinales de la Champions League. Cayó con claridad (2-0) y puede dar gracias de que anduvo vivo en la eliminatoria hasta que Mount hizo el segundo de los 'blues' en le 85'; el Chelsea coleccionó una buena cantidad de ocasiones y sólo Courtois evitó que el Madrid se fuese de Inglaterra, además de eliminado, goleado. El portero belga es claramente el integrante de la expedición madridista que sale de esta Champions con mejor nota; entre los que rozan el suspenso o lo habitan plenamente andan varios jugadores y, también, Zidane. El técnico blanco, al que las pasadas semanas encumbraron como un buen gestor de grupo (ya se sabía) y como un hábil usuario de la táctica, sale de Stamford Bridge tras haber echado el peor borrón de su carrera.

Las semanas previas a la eliminatoria contra el Chelsea llenaron de elogios a Zizou, con merecimiento. Fulminó al Atalanta con su sistema de tres centrales y dos carrileros, con el que aplacó el poderío ofensiva de la Dea y sacó aun así partido de sus debilidades defensivas; se impuso al Barcelona en Valdebebas con Valverde como palanca de los ataques al contragolpe, flotando entre la medular y la delantera; y liquidó al Liverpool en la ida de cuartos aprovechando los espacios a la espalda de los laterales 'reds' y sacando el mejor partido posible a Vinicius. Pero en Londres se la pegó sin remedio, como ya sucedió en parte en la ida.

En Valdebebas, dispuso un dibujo con tres centrales y dos carrileros forzado por las bajas, pero en la primera parte intentó una presión alta, sacando del sitio a Casemiro, que desarboló el juego interior del Madrid. Sin fondo ni capacidad para robar en el campo del Chelsea, los de Tuchel se internaron en el área madridista varias veces en el primer tiempo y pudo dar gracias el Madrid de que sólo Pulisic facturase ese día. Benzema igualó en un fogonazo genial y en la segunda parte Zidane rectificó, incrustó a Casemiro por delante de los centrales y el Madrid apenas atacó, pero se protegió estupendamente y lo fió todo a la vuelta. Sin embargo, en Londres el descalabro fue mayor.

Ramos, Hazard, Mendy...

Empezando por la elección de los actores. Empeñado en salir con tres centrales, alineó a un Ramos que llegaba tras haber jugado sólo cuatro partidos y 304 minutos en 2021, fruto de las repetidas lesiones. En un Madrid que no supo contener las conexiones rápidas del Chelsea en la zona de ataque (sólo la mala puntería de los londinenses evitó un resultado para la historia negra del club blanco), el central sevillano fue el más desubicado de los tres. También salió con Hazard en el ataque acompañando a Benzema y desplazando a Vinicius a un carril; el belga necesita minutos para volver a ser al menos una fracción de lo que fue, no cabe duda, pero esta oportunidad en un día importante, como ya sucedió el curso pasado en Mánchester, sonó más a premio sin méritos adquiridos que a otra cosa. Y Hazard, una vez más, hizo agua, a lo que sumó luego sus carcajadas con Zouma tras la eliminación, que han encendido a la afición madridista.

El empeño de Zidane en el 5-3-2 no sonó al adecuado para un equipo que necesitaba ganar o empatar por dos o más goles para pasar la eliminatoria sin necesidad de prórroga. Dispuso un once con capacidad para jugar con un 4-3-3 que era un claro mensaje de advertencia al Chelsea... pero lo retorció hasta el límite situando a Vinicius en carrilero derecho y alejándole de la zona de influencia ofensiva, desgastándole en tareas impropias del brasileño y renunciando a la frescura del mejor regateador que tiene la plantilla blanca. Creyó que Benzema y Hazard serían suficiente para amenazar a la defensa del Chelsea, la más entonada de Europa en estos momentos, pero sólo el francés asomó con dos buenos remates que Mendy repelió.

Certificó Zidane un día para olvidar con los cambios, que lejos de aportar restaron peso al equipo; la segunda parte fue bastante peor para los intereses del Madrid que la primera. Su primera incursión en el duelo fue la de quitar a Mendy (otro sin ritmo, aunque la alternativa era un Marcelo que sufre contra equipos de mitad de tabla en España) y Vinicius para poner a Valverde y Asensio; fue puesto por puesto en ambos casos, cambió dos carrileros para poner dos carrileros, con el añadido de que en este caso situaba a un medio y a un extremo. Buscaba energía, incluso con el charrúa recién salido de la COVID-19, pero a cambio renunció a la profundidad.

La Liga, una tabla de salvación

Luego introdujo a Rodrygo, que frente a Osasuna mostró inspiración suficiente como para haber gozado de más de 15 minutos, pero quitó a Casemiro, desarbolando del todo la medular. El Chelsea comenzó a pasar sin oposición por el centro del campo madridista, Kanté se multiplicó y a la larga terminó llegando el 2-0, tras un robo del francés. Modric y Kroos, aún agotados pese al descanso contra Osasuna de la última jornada de Liga, fueron sepultados por las energías del pequeño francés. Sonó hasta feo introducir a Mariano en el 89', con 2-0 y la eliminación consumada, para jugar unos minutos que nada iban a aportarle ni al Madrid ni al delantero hispano-dominicano.

Con todo, Zidane aún tiene por delante la ocasión de cerrar el curso con nota. Ha llevado al Madrid hasta las semifinales de la Champions League cuando nadie creía al equipo blanco capaz de meterse entre los cuatro mejores de Europa; hasta el 85' de la vuelta, el Madrid estuvo a un gol de forzar la prórroga y, quien sabe, los penaltis al final de la misma. Y le queda la Liga, un título que ya conquistó el curso pasado y en el que las opciones blancas están intactas: es segundo, a dos puntos del Atleti, que este sábado juega en el Camp Nou contra el Barça, tercero con los mismos puntos que el Madrid (72). Un empate o un triunfo culé podrían llevar al Madrid al liderato, aunque para ello debe imponerse el domingo al Sevilla, cuarto de la tabla. El Madrid tiene el goal-average ganado a Atleti y Barcelona, y se impuso 0-1 al Sevilla en la ida. Si gana las cuatro jornadas restantes, es viable imaginárselo como campeón, lo que restituiría en buena medida la imagen de un Zidane que salió muy tocado de Londres.

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