El elogio del Papa a Pep Guardiola por besar la medalla luego de perder la final de la Champions League
El Sumo Pontífice destacó el gesto del técnico del Manchester City, luego de la derrota ante el Chelsea: ”Esto nos enseña que incluso en la derrota puede haber victoria”
“Me han contado estos días sobre uno que quedó segundo, no sé dónde... Había un ganador y uno que ha llegado segundo. Es normal que cuando uno llega segundo, hace pucheros, está triste y no digo llegar a tirar la medalla, pero hay ganas de hacerlo. En cambio, él ha besado la medalla”, señaló el Sumo Pontífice en clara referencia a Guardiola. Sus palabras fueron al recibir en el Vaticano a la Federación Italiana de Baloncesto.
El Papa utilizó el ejemplo de Guardiola para enaltecer los valores más allá de una caída. De poder tomar lo ocurrido como aprendizaje y cómo se enriquece el deportista en esas instancias a pesar del lamento y la frustración de no haber podido plasmar un objetivo, que puede llegar a ser la cúspide en un proyecto como el que Pep realizó en el equipo inglés.
“Esto nos enseña que incluso en la derrota puede haber victoria. Tomar con madurez la derrota, esto te hace crecer. Te hace entender que en la vida no hay solo momentos dulces. Cuando un deportista afronta la derrota con esta dignidad, es un honor”, agregó.
La controversia surgió entre quienes tildaron de demagogo al técnico español o si de verdad quiso dar un mensaje de no dramatizar en la derrota, más allá del dolor luego de una caída en el máximo nivel. Aunque lo cierto fue que el sábado luego del encuentro, Guardiola recibió la medalla y de inmediato la besó. La imagen recorrió el mundo, hasta llegó a oídos del Papa.
Francisco es un amante del fútbol y reconocido aficionado de San Lorenzo, desde sus épocas de Arzobispo de Buenos Aires, cuando aún era llamado por su nombre, Jorge Bergoglio. Suele estar pendiente de la redonda y recibió en el Vaticano a varios jugadores de primer nivel o figuras que ya colgaron los botines, entre ellos el recordado Diego Armando Maradona. También a estrellas de distintas disciplinas.
En cuanto a valores más generales del deporte, el Papa invitó a los jugadores de básquet a perseverar en dos claves fundamentales para todo deportista como el trabajo en equipo y la disciplina que no los convierte en “rígidos” sino en “responsables”.
En su discurso, Francisco profundizó sobre la relación entre la Iglesia y el mundo del deporte puntualizando que este vínculo siempre “se cultivó con la conciencia de que ambos, de diferentes maneras, están al servicio del crecimiento integral de la persona y pueden ofrecer una preciosa contribución a nuestra sociedad”.
En este sentido, afirmó que el deporte “es una medicina para el individualismo de las sociedades que, a menudo, genera un ‘yo aislado y triste’, con incapacidad para jugar en equipo y cultivar la pasión por algún buen ideal”. Finalmente, promovió a los jugadores a cuidar la vida espiritual: “No puede dejarse sólo en manos de las emociones, ni puede vivirse en fases alternas, sólo cuando apetece, ya que necesita también una disciplina interior hecha de fidelidad, constancia y compromiso diario con la oración. Sin un entrenamiento interior constante, la fe corre el riesgo de extinguirse”, aseguró.