Cuando Imola marcó la carrera de Senna, diez años antes de la tragedia
En 1984, su año del debut en la F1, el brasileño se quedó afuera de un GP por única vez. Quien luego fue el rey de las clasificaciones no llegó a correr en San Marino, donde una década después perdió la vida un 1º de mayo.
Juan Manuel Collazo, TyC
Cada 1º de mayo es especial y no solamente por el Día Internacional del Trabajador. En 1994 cayó domingo y la Fórmula 1 perdió en Imola a Ayrton Senna, una de sus leyendas. Ese mismo lugar, elegido para los grandes premios de San Marino, también había marcado su trayectoria una década antes, cuando por única vez no pudo largar una carrera.
Ese 4 de mayo, en su giro más rápido en los 5,04 kilómetros paró el reloj en 1m41s585, a 13 segundos de su compatriota Nelson Piquet (Brabham). Quedó 28º sobre 28 autos, último, cuando los 26 más rápidos entraban en la nómina habilitada para competir el domingo. Su compañero de equipo Johnny Cecotto fue 19º, a 7s del poleman. Así y todo, Senna se las ingenió para destacarse 24 horas más tarde.
Lo curioso es que en esa edición se contaron los tiempos de viernes y sábado para la clasificación. El día posterior amaneció con mucha lluvia en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, al noreste de Italia, y quien luego fue tricampeón del mundo fue el más rápido de toda la jornada, en lo que representó su primera muestra de calidad cuando la humedad se hacía presente en la F1.
La hazaña sabatina con un auto sumamente inferior al de la mayoría de sus rivales no le bastó para mejorar el tiempo del viernes y correr ese domingo 6, en el que en piso seco se impuso uno con el que mantendría una rivalidad eterna: el francés Alain Prost (McLaren). Más adelante, hasta el fatídico 1994 pudo sacarse las ganas de brillar en Imola con tres victorias, ocho pole positions y cinco podios en diez carreras.
El resumen del GP de San Marino 1984, cuando Senna no pudo largar (ATC)
Aquella decepción marcó sin dudas un punto de inflexión en el camino de Senna. A la fecha siguiente abandonó en Francia, pero en su quinto GP logró el memorable segundo puesto bajo una lluvia inédita en el mítico circuito callejero de Mónaco, donde lo privó de ganar una bandera roja rogada por Prost cuando el brasileño le descontaba cuatro segundos por vuelta. Lo que siguió es historia.