Cambiar o rezar
Aunque fue más que Racing, Boca quedó eliminado por penales. Con pocas respuestas futbolísticas y un recambio deficiente, deberá hacer un milagro en el mercado si quiere aspirar a la Copa.
A pensar en otra cosa. El mercado, por ejemplo. En la medida en que los refuerzos sean como el Pulpo González, Boca estará lejos de sus objetivos principales. Si se habla de buscar tres delanteros pero a ningún jugador que arme juego, que intente sociedades para tener fútbol en forma continua y a un nivel alto (los dos pases por partido de Cardona no alcanzan), el equipo seguirá dependiendo de los toqueteos exasperantes e inocuos de los centrales o de la irregularidad de los chicos que hoy están y mañana no. Si el técnico arranca el partido pensando en los penales (¿hay alguna otra razón para poner a Rossi?), Boca estará siempre a merced de algún iluminado en un feudo donde no sobra la electricidad.
Tevez, el gran capitán, apenas aportó un tiro libre; Villa erró su mano a mano y los desbordes de Fabra no encontraron a nadie. Afuera había poco más: Maroni jugó como para que Lanús se lo lleve (¿se puede incluir una cláusula de obligación de compra?), Pavón entró sólo para patear su penal y el propio Russo consideró que no había más soluciones en el banco. Es posible que tuviera razón: Soldano no le iba a aportar gol justo ahora, Mas es menos, Obando suele perderse en su propia tibieza... Buffarini pudo haber aportado su amor propio pero no lo quieren.
Hay que hacer un equipo nuevo en un mes y medio para aspirar a seguir en la Copa. Son pocas las cosas que se pueden rescatar del semestre, más allá de haber cortado la racha con River. Boca es una máquina de autoboicotearse: anuncia el despido de sus jugadores meses antes del final del contrato (Buffarini), tiene un arquero de Selección como Andrada pero lo pone en duda, transforma a un volante dinámico en un lateral deficiente (Capaldo), pone a patear penales a un tipo que hace dos años no juega seriamente y que fue descarte del propio Racing (el Pulpo), destruye una defensa que funciona (López-Izquierdoz) para cambiar un esquema que incluya a los descubrimientos del Consejo (Zambrano) o ex figuras que viven lesionadas (Rojo), se saca de encima delanteros que hacen goles (Ábila, Zárate) y deja a los que no los meten (Soldano)...
La verdad, no es que haya sido menos que Racing, que fue un espanto, pero eso en todo caso es problema de Blanco, de Pizzi y/o del Mago Capria. Boca ya tiene suficiente con los propios. Y si Rolón, Orsini o Briasco son los nombres de las soluciones, habrá que seguir creyendo en Dios y rezarle mucho.