500 millones que abren un nuevo escenario para el Barça

El crédito de Goldman Sachs abre nuevas perspectivas deportivas para la esperada renovación en la plantilla azulgrana pero no da para luchar por un crack.

Juan Jiménez
As
La filtración de que el Barça contará con un crédito de 500 millones de euros concedido por Goldman Sachs podría abrir un nuevo escenario en el proyecto azulgrana con vistas a la temporada 2021-22, la primera completa de Laporta en su segundo mandato como presidente. Para empezar, los 100 millones de euros que recibirá a corto plazo permitirán que el Barça empiece a liquidar asuntos pendientes, como pagos retrasados a clubes (por ejemplo, al Liverpool por Coutinho) e incluso rescisiones de contrato a jugadores de los que se quiera prescindir.

Mundo Deportivo informó este martes de que futbolistas como Piqué, Busquets, Sergi Roberto o Griezmann podrían abanadonar el Barça este mismo verano, aunque en el caso de Piqué, por todas las ramificaciones que tiene en el club, desde la presidencia hasta el vestuario, nadie lo ve fuera salvo que él mismo tome la decisión de abandonar el Barça. Difícil pensarlo. Eso sí, futbolistas como Umtiti, Júnior, Braithwaite, Matheus, Pjanic... tienen las horas contadas en el Barça.

El crédito de 500 millones de euros de Goldman Sanchs, que en ningún caso dará derechos políticos al titular de préstamo a no ser que Laporta falte a su palabra electoral, permite, según altas instancias de la propia directiva, pensar que es posible hacer una plantilla competitiva y que eso es compatible con la renovación de Messi. Pero lo que no vendrá es un crack. La esperanza empezó a ser abandonada con la renovación de Neymar y terminó de confirmarse con el anuncio de TV3 de que Haaland no será azulgrana la próxima temporada y que los huevos se han puesto en la cesta de Messi. La idea del Barça y para eso ha llegado Mateu Alemany, es intentar crear una plantilla competitiva, con jugadores que, aunque no marquen la diferencia a nivel mundial, sí suban el nivel medio de la plantilla.

Laporta es consciente de que debe aprovechar esta bombona de oxígeno que le da Goldman Sachs para tomar decisiones. En su primera etapa, fue un presidente proactivo que intervino en una profunda remodelación de la plantilla en 2003 y 2004; y que en 2008 también tomó las decisiones obligadas para reactivar un equipo que se había caído. En los dos casos, lo hizo con éxito. En 2005 y 2009, el Barça fue campeón de Liga. Laporta tiene ese olfato para adivinar qué falta en una plantilla, así que es fácil dar con las carencias de un equipo en el que sólo Messi ha hecho goles e irán a menos conforme pasen los años; y falta liderazgo y una clase media potente a nivel físico y de talento.

El Barça de 2003 se elevó con jugadores como Márquez o Deco y el de 2008, con los Alves, Keita... Ese es el objetivo de Laporta y para eso puso a trabajar hace meses a Mateu Alemany. Da la sensación de que está hecho el diagnóstico. Conseguido el crédito de Goldman Sachs, y a la espera de saber quién será el entrenador, es el momento de las decisiones. No sólo de la elección de las mismas, también de la ejecución de una vez por todas. Laporta se juega mucha credibilidad este verano.


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