27 años de la muerte de Ayrton Senna: ¿Qué causó realmente la tragedia?
En 2007, 13 años después del accidente, se culpó a la columna de dirección de su Williams, que fue mal modificada por el equipo debido a que Senna no estaba cómodo con el volante
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A día de hoy, 27 años después, Adrian Newey, diseñador de aquel coche, sigue sin aceptar que la causa del accidente fuera la barra de dirección, aunque sí expreso el año pasado que siempre se sentirá “responsable de la muerte de Ayrton, pero no culpable”
“Puedo llamarlo amistad porque cuando hablas con alguien de tu vida profesional y personal, de tus preocupaciones y tus problemas... siempre dije que conozco algunas cosas que nunca voy a compartir. Nunca le dije nada a nadie, así que puedo decir que era mi amigo, pero nunca me reunía con él con mucha frecuencia”, añadía Prost, que de bien seguro, cada 1 de mayo, no consigue sonreír como lo hace en cualquier otro día.
27 años de la muerte de Senna
Este sábado 1 de mayo se cumplieron 27 años de la muerte del mítico Ayrton Senna. Es considerado como uno de los mejores pilotos de todo los tiempos, para muchos el mejor, y aquel día, como cada año, equipos, pilotos y aficionados le recordaron en las redes sociales con fotos, frases y vídeos de sus increíbles hazañas. Cada 1 de mayo, como si se tratara de un ritual, se repiten los homenajes, y aunque no esté escrito en ningún lado ni haya un día Internacional de Ayrton Senna, su recuerdo imborrable hace que no sea una locura asegurar que el aniversario de su muerte será recordado siempre.
El hombre que vio a Dios
El 1 de mayo de 1994, a las 18.05, incluso los no aficionados al motor debieron soltar alguna lágrima. En aquel momento, los fans del motorsport perdieron una parte de su ser. En ese instante, la doctora María Teresa Fiandri, jefa del servicio de reanimación del Hospital Maggiore de Bolonia, confirmaba la muerte del icono brasileño. Empezaba entonces su leyenda.
Esta vez, Dios no le salvó de la agresividad con la que retaba a la muerte cada fin de semana de carreras. Era un piloto tremendamente religioso, incluso llegó a decir que había visto a Dios en varias ocasiones al llegar a los límites de su bólido. También lo hizo en el que es recordado como uno de sus mayores errores: Ahí, Ayrton creyó que Dios le envió un mensaje. En 1988, cuando lideraba claramente con su McLaren el GP de Mónaco y quería aplastar a Prost y a sus rivales, apretando sin parar pese a que no lo necesitara para ganar, terminó contra los muros, víctima de su ambición. De ello vio un aprendizaje más que le hizo ser todavía mejor piloto a partir de entonces.
“Aquello me dio que pensar. Tuve que hacerme muchas preguntas. Aquello no fue simplemente un error de pilotaje. El accidente sólo fue una señal de que Dios estaba allí esperándome para darme la mano”, dijo Ayrton, que aquel día se marchó andando a su casa de Mónaco sin pasar por boxes, totalmente hundido.
Empezó a enamorar al mundo con una hazaña en Mónaco
Aquel animal competitivo que empezó a enamorar al mundo con sus sorprendente remontada en lluvia, en condiciones muy difíciles, en Mónaco 1984 al volante de un Toleman, siendo segundo en una carrera que de no haberse parado hubiera ganado haciendo historia, brilló posteriormente con un Lotus durante tres cursos y terminó conquistando tres Mundiales (1988, 90 y 91) con McLaren.
Pero pudieron ser más. Posiblemente serían 4 sin la más que injusta descalificación que sufrió en el GP de Japón de 1989 tras un accidente con Prost. Ahí, el talento natural se topó con la fuerza de la política que tanto domina e influye en la F1, y que le alejó por un tiempo de las pistas al ser sancionado por lo que la FIA entendió un pilotaje demasiado temerario. Y posiblemente pudiera haber logrado más coronas de no haber fallecido en Imola en 1994.
La política no pudo acabar con su dominio. Se impuso a ella con su carácter incansable, batallador, luchador y ganador. Conquistó los títulos de 1990 y 91 para coronarse como ‘tricampeón’. Y tras fichar por Williams, equipo que había desarrollado una tecnología muy superior en los años posteriores para dar una increíble estabilidad a sus coches y que casualmente se prohibió cuando el brasileño llegó al conjunto de Grove, luchaba con su coche inglés en 1994 sin disfrutar, con cara desencajada, peleando por volver a reinar al volante de un vehículo con muchas dificultades.
Murió pues sin ser feliz del todo, sin poder aplastar a sus rivales con un bólido que no era lo competitivo que quería, y que le llevaría a sufrir un trágico accidente en Imola en aquel 1994 que siempre será recordado.
Muerte con polémica
‘Magic’ sufrió un gravísimo accidente frontal a 320 km/hora contra el muro de Tamburelllo, en Imola. Su cuerpo, inmóvil, con la cabeza apoyada en uno de los lados de su cockpit, ya avisaban de lo peor. Sid Watkins, el médico de la F1, y sus ayudantes trabajaron para sacarlo del coche en lo que se recuerdan como unos minutos eternos. Y ya tumbado en el arcén, le atendieron. Había ocurrido una verdadera catástrofe.
Pero las imágenes del accidente parecen dejar claro que aquello no fue un fallo humano. No se salía de aquella curva de forma tan frontal sin quererlo. Y menos, siendo Senna.
Hay varias teorías sobre aquel accidente. Una apunta a la pérdida por parte del coche del efecto suelo, un pinchazo de una rueda, o posiblemente el fallo de una columna de dirección, que le impidió girar. El propio Adrian Newey, diseñador de aquel coche, hablaba de ello en ‘The Guardian’ hace unos años.
“Nunca nadie sabrá que ocurrió exactamente. No hay dudas que la columna de dirección falló, pero las pruebas sugieren que el coche no se fue de la pista como resultado de una rotura de la dirección. ¿Por qué se produjo el derrape del tren trasero? El coche rozó el asfalto con fuerza varias veces en esa segunda vuelta, lo que parece inusual, porque la presión de los neumáticos ya hubiera debido ser la correcta en ese momento. Pero un pinchazo en la rueda trasera derecha resulta muy probable por los restos de plástico que quedaron a causa del accidente”, expresó.
Y el pasado año, en su autobiografía, Newey volvía a hablar de aquel negro episodio de su carrera deportiva. “Me sentiré siempre responsable de la muerte de Ayrton, pero no culpable. De lo que me siento más culpable no es de que un posible fallo de la columna de dirección fuera la causa del accidente, porque ese no es el caso, sino porque fallé en la aerodinámica del coche”, explicó, negando de nuevo que la culpa fuera de la barra de dirección.
El juicio
Sea como fuere, la Fiscalía italiana en el juicio contra Frank Williams (Director de la escudería), Patrick Head (Director Técnico) y Adrian Newey (diseñador del coche), todos ellos acusados por homicidio involuntario, se basó en la teoría de la barra de dirección.
Según el fiscal italiano Maurizio Passarini, Senna, que no puntuó en las dos carreras anteriores con un coche que le daba muchos problemas, no estaba cómodo con la posición del volante y pidió que el equipo lo modificara. El conjunto le hizo caso a su piloto, pero en lugar de colocar una pieza nueva, le soldó otra pieza de un diámetro menor para alargar dicha barra.
La fiscalía presentó un informe en el que se aclaraba que se habían producido fisuras en un 60% de la columna de dirección hasta que se terminó rompiendo, mientras que Frank Williams dijo que dichas fisuras fueron entre un 20 o un 40% y sin que esta se rompiera.
Pero la repetición de las imágenes no deja dudas de que Senna se fue recto sin poder hacer nada para evitarlo. No se percibe que Ayrton pueda cambiar la dirección de su coche antes de que este se fuera contra el muro. No obstante, una de las imágenes que hubiera podido aclarar las cosas, la de su ‘on board’, desaparecieron en ese mismo momento, sin que se pueda ver cómo estaba el volante en aquel instante.
13 años después, veredicto final
Los tres acusados del equipo Williams serían absueltos puesto que no se podía demostrar la culpabilidad del equipo y que la barra de dirección verdaderamente se rompiera y ello impidiera a Senna girar. Pero finalmente, en el 2007, la Corte de Apelaciones italiana dictó sentencia en favor de aquellos que reclamaban que la culpa estuvo en la columna de dirección, provocada por un mal diseño y la ‘chapuza’ realizada por el equipo cuando el piloto les dijo que quería que la modificaran.
Así pues, 13 años después, se culpabilizó a Patrick Head (director técnico de Williams) por no haber sometido dicha pieza a los debidos controles, aunque el hecho de que hubieran pasado ya tantos años desde aquel accidente impidieron que fuera detenido, puesto que el plazo de prescripción de un homicidio en Italia era de 7 años y 6 meses.
Tuvo una premonición
Aquel mismo fin de semana, Ayrton Senna tuvo la premonición de que no debía correr en Imola. El viernes Rubens Barrichello tuvo un grave accidente. Senna se paró en plena de la pista para ayudar a su compatriota y abandonó los entrenamientos para estar al lado de ‘Rubinho’.
El sábado, se produjo el mortal accidente de Ratzenberger y Senna no podía esconder su preocupación. Adriana Galisteu, su novia de aquella época, aseguró que “Ayrton me llamó por teléfono. Tenía un mal presentimiento y me dijo que no quería disputar la carrera”. Incluso escribió aquel mismo sábado, un día antes de su accidente, un artículo que salió publicado el domingo en ‘Welt am Sontag’ sobre el incidente del austríaco llamado ‘La confirmación trágica de mis advertencias’.
¿Qué hubiera logrado Ayrton Senna si no hubiera fallecido?
Con tres títulos mundiales en el bolsillo, a sus 34 años, Ayrton Senna tenía cuerda para rato y son muchos los que creen que de no haber fallecido aquel 1 de mayo de 1994, habría alguno más en sus vitrinas y que posiblemente podría haberse coronado con Ferrari.
Ya hacía años que había sido tentado por los de Maranello pero nunca alcanzó un acuerdo con Enzo Ferrari y los posteriores dirigentes de la firma. 4 días antes de su accidente, se reunió con Luca Montezemolo y todo parecía encaminado para que el brasileño por fin vistiera de ‘rosso’ Ferrari. Pero nunca pudo hacerlo. 4 días después, perdería la vida en Imola.