Zidane y Vinicius, del mosqueo a la confianza plena
El brasileño ha reconstruido su relación con el técnico a base de actitud y rendimiento tras el roce que tuvieron en el City-Real Madrid en agosto.
Pero en invierno tuvo un frenazo en su progresión. El incidente del Borussia-Madrid de Champions, cuando las cámaras pillaron a Benzema hablando con Mendy en torno burlón sobre Vini, minó la moral del chaval. Estuvo varias semanas con la autoestima baja y con miedo a equivocarse en el terreno de juego. Por un momento dejó de ser él. Perdió la alegría en su juego, se desenvolvía en el campo sin asumir riesgos y apenas encaraba en el uno contra uno. Optó por no cometer errores y jugaba solo a asegurar, sin chispa ni atrevimiento. Pero ese no es Vinicius. Tras el partido Huesca-Real Madrid, Zidane volvió a hablar con Vini y le pidió que recuperase su fútbol de magia y de riesgo, que fuese otra vez el de su primer año con Solari que enamoró al Bernabéu y el que en algunas fases ha aparecido con Zidane. Que se atreviese a tirar a portería, que no eludiese el regate en carrera. Vini, que en el Flamengo jugaba así, entendió el mensaje gustoso. Zizou le añadió que aumentase su compromiso en labores defensivas y así lo hizo. Se preparó físicamente mejor que nunca y pronto se vieron los resultados. Titular en 9 de los últimos 12 partidos del Madrid. Ahora sí. Los goles y las asistencias se le empiezan a caer de los bolsillos. Vinicius vuelve a ser Vinicius. Bueno para el Madrid. Y para Zidane.