Ricky sonríe, Edwards deslumbra y los Timberwolves son felices
Partidazo del base español y del número 1 del último draft para unos Wolves que están en un momento dulce: cuatro triunfos seguidos. Stephen Curry, otra vez muy solo en los Warriors.
Los Wolves ya no son el peor equipo de la NBA, ni el segundo o el tercero peor. Tienen por detrás a Rockets (16 victorias), Pistons y Magic (19) y están en el cogote de los Cavaliers (21). Eso puede dañarles de cara a un jugoso draft, en el que tendrán un pick en el top 3 o lo perderán… precisamente para que se vaya a los Warrriors, a los que se lo deben por el traspaso de D’Angelo Russell. Pero hay una cosa más importante que ese posible futuro… y es un presente que coge una forma prometedora. Los Wolves se han reconfigurado con Finch: Karl-Anthony Towns ejerce (ahora de verdad) de jugador total (esta vez 22 puntos, 11 rebotes y 7 asistencias), Anthony Edwards da zancadas hacia el Rookie del Año (25 puntos, 18 en el último cuarto), Jaden McDaniels es una revelación y aporta junto a Josh Okogie dureza y versatilidad en defensa, y los quintetos grandes de Finch bendicen la labor de Reid (esta vez 13 puntos y 5 rebotes) y un Juancho Hernangómez que ha vuelto a la posición de alero más puro; juega mucho, juega bien y anota triples importantes: esta vez 3/4 para 9 puntos y el último triple, vital (117-107 a 4 minutos del final).
Ricky Rubio también está en un excelente momento después de un inicio de temporada en el que no parecía demasiado feliz con su regreso a unos Wolves absolutamente disfuncionales. Finch le ha mantenido al timón a pesar del regreso de Russell y el español ha ido a más, con este partido como rúbrica de esa mejora: 26 puntos, 6 rebotes, 6 asistencias, un 5/8 en triples, sangre fría al final con los tiros libres y un partido en general estupendo, especialmente en la segunda parte. Su lenguaje corporal ha cambiado, sus declaraciones post partido también: “Creo que hemos dado con la tecla, estamos jugando muy bien sin presión, nos queda jugar así también cuando llegue esa presión". Además, y en su rol de líder veterano, se deshizo en elogios para Edwards: "Este equipo va a ser tan bueno y va a ir tan en serio como quiera Anthony".
El rookie salió en tromba en el último cuarto, en unos primeros minutos en los que descansó Stephen Curry y los Wolves hicieron camino. Anotó los 10 primeros y 13 de los 15 primeros puntos de su equipo y tres triples después de no haber intentando ninguno en los 36 primeros minutos. Los Wolves, desde esa lanzadera, acabaron mucho mejor que unos Warriors que vuelven a estar en negativo (31-32) y que cuando aspiraban incluso a escapar del play in han vuelto a sumergirse: ahora décimos y obligados a no zozobrar ante los Pelicans (a tres partidos). Tienen (si quieren ser optimistas) a uno el octavo puesto, ahora de los Grizzlies, que da una vida extra en ese play in que es terreno desconocido. Veremos donde llega un equipo que ha tenido unos altibajos tremendos durante la temporada pero que parece cansado, corto de recursos y muy limitado en cuanto Stephen Curry no hace magia de la gruesa.
El base parecía frustrado en un último cuarto en el que todo dependía, una vez más, de él. Había sumado 16 puntos en el tercero, pero no fue suficiente, como sus 37 puntos y 8 asistencias totales, con seis triples en un discreto 6/17. Cierra abril con récord de triples en un mes (96, el anterior era 82) 13 partidos de al menos 30 puntos. Poco más puede hacer para tirar de un bloque muy ligero en su rotación y al que no le sobra talento. Andrew Wiggins jugó por primera vez en Minnesota tras su salida de los Wolves. Sumó 10 puntos rápido y 18 en el primero tiempo pero se quedó en 27 totales. Bien anotando, mal jugando para el equipo cuando Curry estuvo más apretado. Es lo que hay este año en la Bahía, donde todo es cuestión de ver hasta dónde lleva a un equipo mediocre una temporada extraordinaria, histórica, de Stephen Curry. Así son las cosas.