¿Por qué a River le está costando tanto convertir?
¿Fallas individuales, otras colectivas, rivales que le encontraron la mano? El equipo por ahora no encuentra la llave del gol, pero Gallardo está tranquilo: la idea se mantiene firme.
Olé"Me volvería loco no jugar a nada, no tener una idea clara”. Marcelo Gallardo está tranquilo y, entonces, tranquiliza. Y tiene razón el Muñeco: la sequía de River preocupa si se la analiza desde distintas aristas, pero el equipo tiene una identidad a la que aferrarse, una línea en la que confía y que es la garantía por la que estará casi siempre más cerca de ganar que de perder.
Ahora bien, también está claro que el CARP necesita estar más fino en la definición y en el pase previo: el sábado con Arsenal volvió a dominar en un partido que fue poco menos que un monólogo, pero otra vez se quedó en cero como ante Racing. Da la sensación de que si River logra abrir los partidos desencadena goleadas, como ocurrió versus Central, Racing por Supercopa o Godoy Cruz, pero que justamente lo más difícil es romper ese enjambre de defensores que revolotean por detrás de la línea de la pelota. Y el rival en general da lo mismo: Estudiantes, Argentinos, Boca, Racing, Arsenal… El tema siempre es River. Porque los adversarios de un buen tiempo a esta parte parecen un calco, con mayor o menor jerarquía, pero con planteos que tienen como leit-motiv no dejar jugar a los del Muñeco, taparle los caminos, destruir antes que construir y en el mejor de los casos apostar a que un contragolpe, un zapallazo de afuera o una pelota parada sirvan para soñar con sacarse la lotería de llevarse tres puntos. No es algo nuevo para River: durante el ciclo tuvo rachas de sequías. Incluso en 2018 encadenó cuatro empates 0-0 consecutivos. Pero el gol siempre volvió.
¿Cuál es el problema hoy? ¿Que la dupla Borré-Suárez está algo irregular? ¿Que extraña a Ignacio Fernández en la generación y a Palavecino le falta para llegar a ese nivel? ¿Que Julián Álvarez y Carrascal juegan mejor sin el puesto ganado y cuando el deté les da la confianza bajan el rendimiento? ¿O que los rivales le empiezan a tomar la mano de tanto conocerlo? Tal vez sea un poquito de todo, con el agregado de que a veces simplemente la pelota no entra: a veces Fontana erra un mano a mano inmejorable como el que le tapó Arias, a veces a Palavecino un penal en movimiento le sale exactamente al cuerpo de Medina. Por eso Gallardo está tranquilo, sabe que el arco de un momento a otro se debe abrir. En todo caso, lo que internamente le molesta al técnico de River cuando se repiten este tipo de partidos es no poder demostrar que salir a defenderse así, desde un punto de vista teórico y práctico, puede ser contraproducente.
Lo cierto es que el semestre va entrando en la zona más caliente, con un mano a mano difícil de Copa Argentina contra Atlético Tucumán que puede derivar en otro superclásico copero, con las fechas finales de la Zona en la Copa LPF que van a definir si River sigue en competencia para los playoffs y con la fase de grupos exprés de la Copa Libertadores a la vuelta de la esquina. Y es momento, entonces, de que el arco se abra. ¿El Muñeco tiene la llave del gol? Habrá que verlo en los próximos partidos. Lo que sí tiene es una idea de juego. Y con ella, muchas más posibilidades que el resto de los clubes del país.