Neymar, del recital a perseguir sombras

El brasileño se exhibió en la primera parte, pero se perdió ante el dominio del City. Acabó desquiciado. Mbappé apenas inquietó. La Champions, difícil.

Jonás Pérez
As
Neymar y Mbappé ya otean en el horizonte un nuevo año sin la Champions. Para evitarlo, deberán remontar el 1-2 del Parque de los Príncipes. En la primera mitad dieron síntoma de superioridad. El francés, más desaparecido, era la esperanza a la carrera. El brasileño, estelar, apuntaba a otra noche de esas en las que es difícil no imaginarle con un Balón de Oro entre sus manos. Pero Guardiola mantuvo la calma, aguantó y cogió el mando al arranque de la segunda mitad. Ahí se diluyó definitivamente Ney, que acabó frustrado y al límite de sus fuerzas. Y el '7', en un partido gris, solo amenazó un par de veces en el contragolpe. Era una noche en la que estaban señalados por todos los focos. Ninguno desentonó, pero tampoco marcaron la diferencia ante un rival gigante en el segundo tiempo. De hecho, Ederson tocó más veces el balón que Mbappé en el partido (31 frente a 30). ¿Finalizará sin Liga de Campeones su etapa en el PSG?

Pochettino optó de nuevo por la fórmula de poner a Mbappé, móvil, como referencia ofensiva, escorado a izquierda y derecha por Neymar y Di María. Tal y como sucediese ante el Bayern, la principal idea del técnico argentino es que sus tres tenores disfrutaran a la carrera y el contragolpe. No obstante, Guardiola tenía un plan para que no sucediese así. Rubén Dias, muy pendiente a Mbappé, no le dejaba los metros que este necesita para ser imparable. Sin embargo, no hay plan cuando ante ti tienes a un genio, con el '10' a la espalda, capaz de salir reforzado en cada pelota dividida gracias a la calidad y el regate.

Neymar bailó en el área a su antojo en la primera gran ocasión del partido. Segundos antes, un Mbappé más impreciso que de costumbre no se atrevió a disparar tras un córner botado hacia el segundo palo. Poco después, de sus botas nació la combinación con su compañero brasileño que forzó a su compatriota Ederson a realizar una intervención de quilates. En el 15', sin intervención de los dos astros, llegó el gol parisino, obra de Marquinhos de cabeza. Le puso el balón Di María, un jugador que no pasará a la historia, probablemente de forma inmerecida.

Mbappé gozaba de más libertad que los otros dos miembros del tridente. Neymar bajó continuamente a recibir y parecía ser pareja en la medular de Verratti y no uno de los tres atacantes. Ya ni siquiera extraña verle como sacador de pelota en área propia. Ni un solo error y un rival desquiciado. Ese es Ney. Di María, por su parte, ayudaba más en defensa, mientras que Kylian sí se quedaba más como una referencia para dificultar también el ataque en masa de los de Guardiola.

El City tenía bien vigilado al '7'. Tras media hora, Mbappé estaba desaparecido y era Neymar la jaqueca del técnico español. Pero así son estos futbolistas: no tienen por qué ser protagonistas para ser decisivos. Cancelo tuvo que frenar al francés con una fuerte falta en el centro del campo que le costó la amarilla y la preocupación y la tregua a la hora de entrar en lo que restaba de primera mitad. La acción no enchufó a Mbappé, que falló un control que le podría haber dejado mano a mano con Ederson. Mientras, Neymar estaba en todas. Era el motor. No había jugada que no pasara por sus botas, gesto que no despertara aplausos de los televidentes. El equipo inglés le frenaba con una falta tras otra. Era la única manera.

Guardiola cambia el chip

Los visitantes salieron a por todas. No marcar en el Parque de los Príncipes complicaría en exceso la eliminatoria. Tomaron la batuta a su manera, con el toque, rápido, de un lado a otro e incorporando más hombres al campo de ataque. Precisamente eso no era una mala señal para el PSG. Sabía que cuanto más volcado estuviera su rival más fácil sería encontrar espacios al contragolpe. Unos gambeteos de Mbappé en el interior del área estuvieron cerca de suponer el segundo de los suyos. Por centímetros no llegó al remate Verratti.

Poco después, nueva señal de alarma. Mbappé corrió al espacio tras un envío de Di María que nació de Neymar. Atentísimo Ederson anticipó. El partido señalaba peligro, pero los goles de De Bruyne y Mahrez lo cambiaron todo. Ney, estelar en la primera parte, se desesperó en la segunda. No entró en juego y vio una amarilla fruto de la frustración. Kylian, por su parte, quedó de referencia a la que apenas le llegaron balones por el asedio 'citizen'. Un cambio radical de un tiempo a otro que apagó el firmamento. Se necesitará mucho más de los galácticos para darle la vuelta a esto. Si no, otro año más sin Champions y quizás, el último de Mbappé en París.

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