Murió de un ataque al corazón el número dos de la Guardia Revolucionaria de Irán, involucrado en el atentado a la AMIA
Seyyed Mohammad Hossein Hejazi también había sido acusado por Israel de ser el responsable del programa de fabricación de misiles de precisión para el grupo terrorista libanés Hezbollah
La propia Guardia Revolucionaria anunció la muerte de Hejazi “tras largos años de servicios incansables y desinteresados en lugares sensibles para defender la Revolución Islámica y la santa República Islámica de Irán”.
“El pío, revolucionario y sincero seguidor del líder supremo pasó en el frente los ocho años de la guerra impuesta por Irak desempeñando un papel heroico e inolvidable para atraer, organizar y enviar combatientes a los frentes de campaña contra el ejército baazista de Sadam Husseim y los mercenarios del sistema de opresión global”, agrega el comunicado.
Israel señaló a Heyazi en 2019 como el responsable del programa de fabricación de misiles de precisión para el grupo terrorista libanés Hezbollah, y participó en la coordinación de la ofensiva en Irak contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
Además, ha sido acusado por Israel de ser unos de los planificadores del atentado perpetrado en 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en el que murieron 85 personas en Buenos Aires.
Según reportes de inteligencia internacionales, Hejazi habría participado en la planificación del ataque, tras los cuales evitó los viajes internacionales a partir de una orden de Interpol para su arresto, de acuerdo a lo consignado por el portal Iton Gadol.
Nacido en 1956 en la ciudad de Isfahan, Hejazi se unió a la Guardia tras la Revolución Islámica de 1979 y llegó a dirigir el cuerpo paramilitar de voluntarios Basij cerca de diez años. Durante su mandato, la fuerza se transformó en un pilar del aparato político y de seguridad del régimen persa.
Hejazi asumió el cargo de subcomandante de la Fuerza Quds en abril del año pasado, puesto en el que sustituyó al poderoso general Qassem Soleimani, quien murió en un ataque norteamericano con drones durante una visita a Irak el 3 de enero de 2020.
Entre sus últimas actividades dirigió a las fuerzas paramilitares de la Guardia en el Líbano, donde los medios de comunicación iraníes informaron que se unió a las fuerzas que luchan contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en Irak y Siria.
Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC, en inglés) surgieron en 1979 tras la Revolución Islámica que depuso al Sha de Persia e instauró el actual régimen teocrático dirigido por los ayatolás.
También conocida como pasdaran (“guardianes” en farsi), esta fuerza paramilitar fue pensada como una rama de las Fuerzas Armadas de Irán encargada de proteger precisamente el régimen teocrático y la república islámica, a diferencia del rol más tradicional de protección de fronteras del ejército, la marina y la fuerza aérea.
Se cree que actualmente cuenta con unos 120.000 miembros destinados a unidades terrestres, navales y aéreas, y la Fuerza Quds, que es su división de operaciones en el extranjero. Además, controla a las milicias Basij, que suman otros 90.000 miembros.
Efectivos de la IRGC combatieron como unidades paramilitares en la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988; en la guerra civil en el Líbano entre 1975 y 1990 y durante la invasión israelí de 2006; y más recientemente en las guerras civiles en Siria y en Irak.
Específicamente en el conflicto sirio iniciado en 2011, se han convertido en uno de los principales aliados del régimen del dictador sirio Bashar al Assad y una de las razones por las que éste no ha caído.
Su vinculación como patrocinador del terrorismo y su rol desestabilizador acusado por Estados Unidos, que en abril de 2019 la designó como organización terrorista, están relacionados a las acciones de la Fuerza Quds, que dirige precisamente las operaciones iraníes en Siria, Irak, Afganistán y el Líbano,entre otros países.
En este rol, la Fuerza Quds apoya y entrena a los grupos terroristas Hezbollah en el Líbano, y Hamas y Yihad Islámica en la Franja de Gaza, además de las milicias hutíes en Yemen y a distintos grupos chiitas en Siria y Afganistán.
La muerte de Hejazi representa otro golpe para la Guardia Revolucionaria, luego de la explosión ocurrida la semana pasada en la planta nuclear de Natanz.