Muniain tocó la Copa
El capitán del Athletic se atrevió a romper la tradición futbolera, que advierte que ese tipo de gestos atraen la mala suerte en forma de derrota...
Posiblemente, Munian pensó en Gabigol en la final de la Libertadores de 2019, cuando el brasileño desestimó las teorías supersticiosas, y sin pensarlo, puso su mano sobre la copa antes de saltar al campo. Fue un gesto viral porque todo el mundo decía que estaba atrayendo mala suerte. "¡Es mufa!", se reían los de River. Pero el Flamengo le dio la vuelta al marcador ante los argentinos con dos goles de Gabriel Barbosa. O también puede que se acordara de Krychowiak, que en la final de La Europa League entre el Sevilla y el Dnipro, en 2015, tocó la copa, pero el Sevilla acabó ganando 2-3 con gol del polaco incluido. Pero, al final, los aficionados del Athletic se acordarán de por vida de esa extraña ocurrencia de Muniain, que les llevó a un final trágico y motivo de chanza eterna (como el penalti de Juanfran fallado ante el Madrid en la final de 2016). El problema para el capitán del Athletic es que este tipo de gestos tiene antecedentes altamente peligrosos y supersticiosos. Le ocurrió, por ejemplo en la última final de la Libertadores, a Marinho, que tocó la Copa y su equipo perdió...
Hoy los aficionados de la Real darán las gracias a Muniain. Por seguir la tradición de la mala suerte que otros tantos siguieron. Como Payet, que gafó al Marsella en la final ante el Atleti en la Europa League de 2018; Zidane, a Francia en la final del Mundial de 2006; Tymoshuk, al Bayern en la final de la Champions de 2012; o Ludovic Giuly en la final de la Champions con el Mónaco (perdió 3-0 ante el Oporto de Mou y acabó lesionado). Un gesto inolvidable el de Muniain, que hizo grande la maldición...
Deportivo gesto al acabar
Posiblemente tenga más eco el gesto de tocar la Copa que el que protagonizó al acabar el partido. Se comportó como un caballero del deporte. Rechazó esconderse y aguantó a pie de césped la celebración completa de la Real Sociedad, incluso cuando sus compañeros ya se habían marchando, vislumbrando con la mirada perdida lo que pudo ser y no fue. Un gesto precioso en el momento más duro. "Hace dos meses fuimos aquí campeones y hoy nos toca la otra cara de la moneda. Esto es el fútbol y el deporte. Pero tenemos otra final por delante y vamos a pelear para poder brindársela a nuestra afición”, dijo