Haaland: un 'cyborg' apagado
El delantero noruego cayó eliminado con el Borussia Dortmund ante el Manchester City, en un partido en el que la estrella de moda no estuvo a la altura pese a generar el gol de los suyos.
Con el objetivo de la remontada y volver a dejar en la estocada a los skyblues, Edin Terzic repitió el mismo XI (y plan) que en el partido de la ida. Por tanto, con la todavía ausencia de su mejor socio (Jadon Sancho), Marco Reus se erigía de nuevo como el protagonista para intentar cubrir la ausencia del futbolista inglés. El tridente lo completó, de nuevo, el precoz y sorprendente Ansgar Knauff. Fue en los primeros minutos cuando Haaland “bajó al barro” para pelear cada balón en fase defensiva, liderando la presión. Mientras, cuando tocaba atacar, el noruego era el primero en bajar a recibir y ayudar en la salida de cuero.
Esas intentonas tuvieron su fruto en el primer cuarto de hora de juego. Haaland hizo lo que mejor sabe: corrió al espacio para pelear un balón en largo. Lo ganó, pivotó cual jugador de baloncesto para buscarse su espacio y dejarle de cara un caramelo a Dahoud suyo que llegaba en segunda línea. Precisamente, ese balón terminó saliendo rebotado para que Jude Bellingham, desde pasado el pico del área, colocase el balón con mimo en el fondo de la portería defendida por Ederson. El Borussia Dortmund comenzaba mandando y poniendo la eliminatoria de cara. El City estaba fuera. ¿El culpable inicial? El androide del gol que, en esta ocasión, cocinó la jugada clave del tanto a fuego lento.
Una vez abierta la lata, el plan ‘negriamarillo’ se mantuvo intacto. Por tanto, Haaland consolidaba su posición de boya del equipo, para ayudar a salir en cuanto fuese necesario. Sin embargo, con el paso de los minutos el City amasó la posesión y creó numerosas ocasiones de peligro. Esto no significaba otra cosa que la figura del noruego tornase a casi ser un fantasma en ataque, sin apenas rascar bola (aunque registró un 100% de acierto en el pase). Eso sí, defensivamente cerraba como uno más para torpedear lo máximo posible la circulación de balón de los chicos de Pep. Un pilar más del muro de cemento armado que formó el Borussia.
Foden se agiganta ante Haaland
Ni el descanso, ni las peticiones de máxima revisión de Emre Can por su penalti por mano, evitaron lo que se veía venir. Y es que, como reza el dicho, “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Eso sucedió, con un Mahrez que igualaba el partido desde los once metros, desequilibrando la balanza a favor del City. Así, al cyborg no le quedaba otra misión: marcar, marcar y marcar. Con el Borussia Dortmund eliminado, era necesario un solo tanto para forzar la prórroga. Era el momento para que Haaland diese el paso adelante y vestirse de héroe. Sin embargo, el noruego no estaba teniendo su mejor noche. Desde que interviniese en la jugada del 1-0, su participación fue en picado. La mayoría de sus toques tenían lugar fuera del área rival, una muestra de la extrema vigilancia que tenían sobre él. La dupla Stones-Dias no dejaba un mínimo respiro al noruego, al que encimaban cada vez que entraba en contacto con el balón, obligándole a recibir cada vez más lejos.
Los minutos seguían pasando y el Dortmund estaba en plena contrarreloj. La asfixiante presión del City no dejaba respirar al cuadro local. Ni la entrada de Reyna o Hazard bastó para dar un mínimo de oxígeno. Y, por si fuera poco, en la que tenía que ser la noche de Haaland, como en la ida, Phil Foden emergió con luz propia. Si marcó el tanto clave del 2-1 en los minutos finales en el Etihad Stadium, el internacional inglés volvió a ser el héroe. Zapatazo directo al fondo de la portería del Borussia. El cyborg noruego dijo adiós a la Champions League tras una aciaga noche: apenas dio 25 toques al balón y ni siquiera disparó a puerta (ya encadena siete partidos seguidos sin marcar). Quien sabe si es la última edición con la camiseta ‘negriamarilla’, y si en un futuro cercano es de color blanco, azulgrana o la propia celeste de su verdugo esta noche, el City.