Contagios, vuelos y otros fármacos: ¿cuál es el riesgo real de la vacuna de AstraZeneca?
El peligro de sufrir problemas de coagulación puede ser mayor al coger un vuelo, contagiarse o tomar ciertos medicamentos como ibuprofeno y anticonceptivos.
Por su parte, las autoridades sanitarias y numerosos expertos insisten en que la vacuna es segura y eficaz. Es cierto que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) reconoce un vínculo con los trombos y aconseja clasificarlos como “efectos secundarios muy raros”, ya que solo cuatro personas de cada millón que se vacunan lo sufren. Pero también reitera que los beneficios son mayores que los riesgos. También la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene esta postura. “Todas las vacunas y medicamentos conllevan un riesgo de efectos secundarios. En este caso, los riesgos de enfermedad grave y muerte de la COVID-19 son mucho más altos que los riesgos muy pequeños relacionados con la vacuna”, reivindicó el viernes en rueda de prensa su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Asimismo, la EMA subraya que no es frecuente padecer estos trombos como consecuencia de la vacuna. De hecho, coger un vuelo es 250 veces más peligroso, según informa laSexta con datos recabados del instituto NICE (Instituto Nacional para la Calidad de la Sanidad y de la Asistencia del Reino Unido). Una de cada 1.000 personas que viajan en avión (0,1%) puede sufrir de trombosis, frente a los cuatro de cada millón de pacientes que corre el mismo peligro al inocularse Vaxzevria (0,0004%).
Lo mismo ocurre cuando se contrae la COVID-19 sin estar vacunado. Las personas que se contagian tienen un riesgo 19.500 veces mayor de padecer un coágulo de sangre. Hasta el momento, se ha podido observar que 78 de cada 1.000 enfermos lo sufren (7,8%). Mientras tanto, solo el 0,18% de los vacunados con AstraZeneca ha tenido efectos adversos, según el último informe, publicado este viernes, por la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).
Ciertos fármacos también conllevan más riesgo
Otra acción habitual que resulta más peligrosa para sufrir trombos es el uso de anticonceptivos. Javier Velasco, farmacéutico, bioquímico y miembro de la subcomisión de Revisión del Uso de los Medicamentos de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), señala que el riesgo para mujeres que no los usan es del 0,02%, es decir, unas 2 de cada 10.000 mujeres podrían sufrir trastornos de coagulación. Sin embargo, el peligro es 167 veces superior entre las que sí toman la pastilla anticonceptiva.
La tasa de mujeres que sufren un trastorno de coagulación al usar anticonceptivos con levonorgestrel, norestisterona o norgestimato es del 0,05%, con lo que entre 5 y 7 de cada 10.000 podrían tener estos problemas. El porcentaje se eleva con los anticonceptivos que contienen etonogestrel o norelgestromina. El 0,06% de sus consumidoras, padecerán un trombo, es decir, 6 o 12 de cada 10.000 mujeres. La cifra se incrementa aún más entre las mujeres que toman fármacos anticonceptivos con drospirenona, gestodeno o desogestrel, ya que alrededor de 9 o 12 de cada 10.000 mujeres sufren trombos, el 0,09%.
Por último, incluso tomar ibuprofeno, uno de los medicamentos más extendidos entre la población, es más peligroso que vacunarse con AstraZeneca. El riesgo por tomar este fármaco u otros antiinflamatorios similares puede aumentar un 80%. Pero esto no quiere decir que sea malo tomarlo, como ocurre con la vacuna.
Los expertos piden vacunarse
Una vez analizado el riesgo de sufrir trombosis tras la inoculación de esta vacuna frente a otras situaciones o medicamentos, los expertos concluyen que los beneficios son mayores que los riesgos y que es necesario vacunarse para acabar con la COVID-19. “Hay que evitar que el virus tenga sitios donde refugiarse. Todas las vacunas tienen riesgos, pero no se pueden comparar con los beneficios que produce. El porcentaje de trombos que están produciendo es muy inferior a los de la población general”, sostiene en la Cadena Ser Vicente Larraga, investigador del CSIC.
“Hay que ver la base genética de las personas y si esas personas se habían tomado algún fármaco. Habrá que estudiarlos, pero de momento hay que seguir vacunando”, añade. Además, ha asegurado que debería haberse puesto la vacuna a los menores de 60 años para “tener un poquito de formalidad”. “Las personas que tienen la capacidad de influir en otras tienen que pensárselo bien antes de dar su opinión. Por favor, hagan caso a los expertos. Todas las vacunas son seguras. Los que tienen la capacidad de influir que tranquilicen a las personas”, zanja.