Vacunas y antivirales aspirables: qué son, efectividad y cómo actúan contra el coronavirus
Algunos científicos consideran que combatir a la COVID-19 en su punto de entrada, la nariz, puede resultar efectivo para frenar la transmisión.
Es cierto que los datos esperanzadores, pues varios estudios han revelado que los fármacos actuales han reducido notablemente la transmisión. El caso más llamativo es el de Israel, donde la vacuna de Pfizer/BioNTech redujo un 89% las infecciones asintomáticas. Además, un estudio publicado en The Lancet aseguró que esta misma vacuna disminuyó los casos asintomáticos un 75% entre los 23.000 sanitarios de hospitales de Reino Unido analizados. También el fármaco de Moderna podría bloquear la transmisión del virus un 91%, según publicó en su Twitter Marm Kilpatrick, ecólogo de enfermedades en la Universidad de California en Santa Cruz (EEUU). Por su parte, la vacuna monodosis de Johnson & Johnson podría ser un 74% eficaz contra las infecciones asintomáticas, aunque la FDA necesita recabar más información.
Pero, aunque sean positivos, estos datos todavía no son completamente fiables, con lo que los expertos temen que el virus se siga propagando a pesar de que las personas hayan recibido la vacuna. La solución que proponen para frenar esta peligrosa expansión son los fármacos antivirales y las vacunas nasales.
Producen inmunoglobulina A
Casi todas las vacunas que se usan actualmente se inyectan en el brazo, pero los expertos consideran que sería más sensato administrarlas en la nariz para inmunizar la mucosa que la recubre, así como a la que recubre la boca y el resto de vías respiratorias, ya que son el punto de entrada de la COVID-19 en nuestro organismo. “Las vacunas disponibles, que se administran por inyección intramuscular, protegen de la COVID-19 grave, pero es posible que no siempre eviten la transmisión del virus”, advierte en El País Rik de Swart, virólogo del Centro Médico Erasmus, en Róterdam (Holanda). En cambio, “las vacunas administradas a la mucosa pueden ser mejores en ese sentido, aunque está por ver si llegan al mercado antes de que acabe esta pandemia”.
Las vacunas nasales fomentan la producción de un tipo de anticuerpos conocido como inmunoglobulina A, una molécula diferente a la que potencian las vacunas ya aprobadas, la inmunoglobulina G. “Estas vacunas pretenden parar la infección antes de que profundice hacia los pulmones y el resto de órganos; ataca a la entrada y podría evitar la transmisión del virus”, explica G. Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología. Así, las vacunas nasales podrían ser muy útiles en el futuro, señala el experto: “Este virus probablemente va a ser endémico y habrá que vacunar cada pocos años. Estas vacunas sí serían de utilidad para refinar y mejorar las inmunizaciones que ya tenemos. Van a hacer falta”.
La vacuna española que podría ser nasal
En España, el equipo de José Manuel Martínez, investigador de la Universidad de Santiago de Compostela está creando una vacuna contra la COVID-19 que podría ser nasal. “Este tipo de vacunas son mucho más fáciles de poner y posiblemente generen menos rechazo en alguna gente”, argumenta. La próxima semana, los investigadores comenzarán los ensayos preclínicos en ratones, que se realizarán en el Centro Helmholtz de Investigaciones Infecciosas (HZI), en Alemania.
Otros proyectos
El equipo de Rik de Swart ha creado un fármaco antiviral que se administra por la nariz y bloque la entrada del virus en las células. Los investigadores rociaron el spray en hurones y los encerraron en una jaula con otro animal ya infectado durante un día. Posteriormente, los resultados científicos publicados en Science revelaron que no hubo ni un solo contagio entre los animales tratados, mientras que todos los que no recibieron el fármaco se infectaron. “Nuestro objetivo es desarrollar este antiviral para esta pandemia, pero primero debemos demostrar que es inocuo y eficaz en humanos”, comentó De Swart, quien también destacó que este fármaco nasal se podría usar como respuesta rápida en otras pandemias.
Además de este fármaco, hay al menos otras cuatro vacunas candidatas que se administran por vía nasal y que comienzan a probarse en humanos. En octubre de 2020, científicos de Estados Unidos demostraron a través de ensayos clínicos en ratones que una sola dosis de antiviral nasal es capaz de reducir el coronavirus y evitar los contagios casi al 100%. “Para acabar con la pandemia debemos frenar la transmisión y este tipo de vacunas puede conseguirlo”, explica Michael Diamond, inmunólogo de la Universidad de Washington, quien ha liderado el desarrollo preclínico de esta vacuna.