Sobre la bocina: el mago Pat Riley consigue a Victor Oladipo

Minutos después de que se cerrara el mercado, se hizo público el movimiento, que se acordó sobre la bocina. Oladipo refuerza a los Heat.

Alberto Clemente
As
Pat Riley es un mago. Lo ha demostrado una y otra vez pero, por si a alguien no le había quedado claro, vuelve a hacerlo. Infatigable, el exjugador, exentrenador y ahora directivo es una de las mentes más brillantes de la historia de la NBA, una de las que mejor ha comprendido el baloncesto norteamericano y la idiosincrasia que le rodea. En un mercado que no estaba siendo bueno para los Heat, el directivo de 76 años quería pescar en río revuelto. La oferta que hizo por Kyle Lowry, el plato más apetecible de la comida, era insuficiente para unos Raptors que han pedido mucho tanto a Lakers como a Miami y se han quedado sin nada y con Lowry, que será agente libre y puede firmar otra vez por la franquicia de su vida o poner rumbo a otra. De una forma u otra, los canadienses se quedan sin nada por un hombre por el que esperaban sacar mucho, sobre todo esa gente joven que no tienen o rondas del draft para iniciar una reconstrucción necesaria.

Una cosa que Riley ha dejado claro es que no va a soltar a Tyler Herro, indispensable para que Lowry llegara. No lo hizo por James Harden y no lo iba a hacer por el veterano base de los Raptors, por muy bueno que sea. Por lo que, con el cierre del mercado apunto de llegar, tiró de imaginación y giró su vista hacia otra parte: Texas. Ahí estaba Victor Oladipo esperando a saber cuál iba a ser su futuro, ya en Florida. Y Riley, curtido en mil batallas, ha pagado un precio muy bajo por un jugador que genera algunas incógnitas pero es indudablemente bueno: Avery Bradley, un escolta que se ha pasado la mayor parte de la temporada lesionado, y Kelly Olynyk, que nunca ha sido del agrado de Eric Spoelstra, su entrenador y protegido. En otras palabras: los Heat ganan. Es lo que suele pasar con Riley, un hombre cuya eterna (y eternizada) figura es historia pura de la NBA.

Los Rockets de Tim Ferttita, los perdedores

Una de las cosas que nadie entiende es qué pasa con los Rockets. Han sufrido uno de los desplomes más gordos de la historia en solo unos meses, con las salidas de Mike D'Antoni del banquillo y Daryl Morey de los despachos como primera piedra en el camino. Sin embargo, han traspasado a jugadores de la talla de James Harden y Russell Westbrook, además de otros de menor nivel como P.J Tucker, sin conseguir un gran premio. Con la franquicia sumida en una de las crisis estructurales y deporticas más grandes de su historia reciente (con 20 derrotas consecutivas incluidas sin que nada haya podido hacer el entrenador rookie, Stephen Silas), no parece que la decisión de Tim Ferttita, el dueño, de traspasar a Oladipo por dos jugadores aprovechables para un candidato, pero menores para salir de un bache de semejantes proporciones, haya sido la mejor. Toca hacer reflexión y hacer algo más que ahorrar dinero para reconstruir un equipo que, recordemos, estuvo muy cerca de pisar las Finales en 2018, hace tan solo tres años. Estamos hablando de un hundimiento antológico, sin duda.


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