Sigue la agonía: los Rockets llegan a las 20 derrotas seguidas
La franquicia texana pierde en un final apretado ante unos Thunder sin Gilgeous-Alexander. OKC, en tierra de nadie, sigue con opciones de playoffs.
El dolor fue doble ante los Thunder. Porque jugaban en casa ante un equipo, a priori, ganable y de la parte baja del Oeste (con matices, ahora hablaremos de ello), porque anotaron 40 puntos en el segundo cuarto, iban empate a 111 con poco más de dos minutos para el final y su rival jugaba sin su máximo exponente, Shail Gilgeous-Alexander, que habría jugado el All Star si su equipo gozara de una mejor posición en la clasificación. Ni así pudieron los Rockets arañar la victoria, que acabaron cediendo por dos míseros puntos, un avance si tenemos en cuenta que las diferencias en sus últimas 12 derrotas habían sido de dos dígitos. Llegando, por cierto, a algunos resultados especialmente doloroso, como el 84-133 que recibieron en casa ante los Grizzlies. Un consuelo pequeño, el de haber perdido solo de dos puntos, ya que es la primera vez en toda la racha que lo hacen por solo una posesión de diferencia. En fin, que hasta sacando lo bueno sale lo malo. Es lo que tienen las peores crisis.
El mejor del partido, sin Gilgeous-Alexander, fue el joven Luguentz Dort, una promesa y un diamante en bruto que ha llegado como uno de los innumerables jóvenes talentos que Sam Presti ha coleccionado para el presente y el futuro de la franquicia. En el caso de Dort, no fue seleccionado en el draft, pero los ojeadores del directivo vieron algo que ha explotado esta temporada: cada vez más recursos en ataque, una defensa férrea y un aumento de sus conocimientos tácticos gracias a un formador como Mark Daigneault, que está saliendo mejor parado de su campaña rookie en los banquillos que Stephen Silas, su homólogo en los Rockets, un hombre que se llevaba muchas alabanzas hace un mes pero que está ahora en la cuerda floja. Dort promedia, con 21 años, 12,3 puntos por partido, y aunque tira mal para la NBA actual se apoya en el contraataque y la penetración, así como una mejora paulatina del lanzamiento, para ser decisivo. Ante Houston llegó a los 23 puntos con un correcto 10 de 22 en tiros de campo y un mal 3 de 10 en triples, pero estuvo en todo y fue un seguro atrás en los últimos minutos de partido, de infarto.
En el resto, un poco de todo: el prometedor Aleksej Pokusevski se quedó en 9 puntos y 9 rebotes, Isaiah Roby llegó a 18, Moses Brown logró 13 puntos y 14 rebotes y Justin Jackson (15), Svi Mykhailiuk (15) y Theo Maledon (12) también superaron la decena. Los visitantes inclinaron la balanza gracias al rebote, una estadística en la que apabullaron a sus rivales (52-38) y consiguieron frenar las embestidas y los intentos de remontada con buenos fundamentos y una correcta lectura del partido. En los Rockets, claro, el mejor fue un Christian Wood que es una pieza encomiable que está haciendo gala de una gran profesionalidad para estar en un sitio en el que no quiere ni debería estar: 27+8 para él, con un +9 en sus minutos (36) en pista. Víctor Oladipo se fue a 23 tantos y John Wall consiguió 24, pero ninguno pudo ser el revulsivo que los Rockets necesitaban para salir del pozo y acabar con un sainete que machaca en lo psicológico y quema mucho a una plantilla desmadejada y que todavía no ha empezado una reconstrucción a la que se ha visto abocada, más por obligación que decisión propia. Por Harden, Morey, D'Antoni... ya se sabe. Una ristra de despedidas y 20 derrotas seguidas. Curiosamente, hasta rima.