Odegaard reina en el derbi de Londres

El centrocampista noruego lideró la remonta 'gunner' tras el golazo de rabona de Lamela. Lacazette dejó los tres puntos en el Emirates desde el punto de penalti.

Alberto Muñoz
As
Cuando uno habla de un derbi de Londres, piensa en algo como esto. Partidazo entre el Arsenal y el Tottenham en el que dos nombres se elevaron por encima de los demás: el de Lamela, por la rabona mágica con la que abrió el partido, y el de Odegaard, que no solo inició el camino de la remontada, sino que además demostró que no ha venido a la capital británica de vacaciones. Reivindicación del noruego para mantener a su equipo en mitad de la tabla pero que también sirve para cortar las aspiraciones europeas del Tottenham, que tenía opciones de pelear por los puestos que dan acceso a la Europa League. Bale, intrascendente, fue sustituido en la segunda mitad.

De principio a fin, el baño que le pegó Arteta a José Mourinho fue para recordar. Si alguien sigue teniendo dudas de que el español es ya un entrenador de primer nivel, que se vea el partido de este domingo. Un dominio y una presión aplastantes que se tradujeron en dos zapatazos a la madera de Smith Rowe y Tierney en la primera mitad y en que los gunners acumulasen tres cuartas partes de la posesión.

Sin embargo, los equipos del portugués siempre se guardan un as bajo la manga, y, tras la preocupante lesión de Son, que se echó las manos a los isquios, Lamela, que salió por él, se inventó un golazo de rabona para abrir el partido. Un tanto que, sin duda, pasará a la historia de los derbis del norte de Londres.

Pero el Arsenal, lejos de arrugarse, siguió insistiendo por la banda izquierda hasta que Odegaard, con un disparo que desvió Alderweireld, devolvió la igualdad al marcador. El partidazo del noruego fue independiente del gol, pues el compromiso que demostró, con y sin balón, aun cuando las cosas parecían no salirle, le hicieron ser el jugador más determinante sobre el terreno de juego.

Tras el descanso, Lacazette, que entró por el castigado Aubameyang, quien se quedó sin disputar un solo minuto por llegar tarde, forzó un penalti de Dávinson que él mismo convirtió. El colombiano, que a veces va demasiado al límite, hace una acción tan extraña como innecesaria, y su cara de responsabilidad cuando vio el gol de los gunners lo dijo todo. Poco después, cuando a Lamela se le cruzaron los cables y se auto expulsó con dos amarillas, la remontada se puso aún más difícil, pero Kane, que no había aparecido en todo el partido, puso picante con un disparo que sacó astillas del poste de Leno pero que no fue suficiente para rascar un punto en el derbi.

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