Mejorar es una obligación

Boca rozó el papelón ante Claypole y solo clasificó por la jerarquía de sus futbolistas. El equipo no juega bien hace rato y da pocas respuestas dentro del campo.

Juampi Reynoso
As
Para analizar el presente de Boca hay que hacer una separación importante: rendimiento futbolístico y resultados deportivos. La primera parte arroja saldo negativo, mientras que la segunda da un balance positivo. Porque el equipo juega cada vez peor, sin embargo se adueña del fútbol local hace varios años.

La ajustada clasificación ante Claypole en la Copa Argentina fue, quizá, la gota que rebalsó el vaso. El Xeneize disputó un pésimo primer tiempo, en donde llegó el empate gracias a la jerarquía de Edwin Cardona y Sebastián Villa, y fue maniatado por un equipo que milita en la cuarta categoría del fútbol argentino.

Los dirigidos por Miguel Russo fueron vulnerables en defensa, no se impusieron en el mediocampo, presentaron falencias a la hora de construir juego y tampoco encontraron el peso ofensivo necesario como generar chances claras de gol. Recién después del 1-0 parcial del Tambero, que llegó promediando la media hora de juego, decidieron reaccionar.

La revancha ante Inter, algunos pasajes del Superclásico frente a River, la serie contra Santos, la final de la Copa Maradona y los partidos de la actual temporada son claros ejemplos de que así la cosa no va. Boca necesita, de manera urgente, aferrarse a una idea de juego porque la "Cardonadependencia" podrá salvarlo en alguna que otra circunstancia, pero no le permitirá ser competitivo en las difíciles.

La involución futbolística que se vio desde el primer semestre del 2020 hasta ahora es lo que más preocupa al pueblo boquense. Porque, más allá que antes no era el mejor ni ahora el peor, hay veces que los resultados no tapan todo. Mejorar es, sin dudas, una obligación.

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