Mbappé se carga al Barça
El delantero francés quedó como referencia y amenaza al contragolpe. Marcó el primero del PSG desde el punto de penalti. Forzó el cambio de Mingueza.
El PSG le buscó desde el inicio. Partía desde la banda izquierda, aunque se le vio también como referencia a la hora de correr al contragolpe. Su premisa era clara: recibir y encarar, recibir y encarar. Koeman había alineado a cinco atrás, aunque Dest y Jordi Alba estaban prácticamente de extremos para tratar de lograr la gesta. Así, el emparejamiento de Mbappé no era otro que Mingueza. Fue una arriesgada, pero correcta lectura del técnico holandés. El escaso trabajo de la estrella del equipo parisino facilitaba la subida de los carrileros. El estadounidense, de hecho, estuvo cerca de marcar si Keylor y el palo no lo hubieran impedido.
Pero lo que Mbappé te quita, Mbappé te devuelve. En una carrera, le sacó una amarilla a Mingueza, que no le quedó otra que derribarle para frenar su desborde. Grave problema: 65 minutos por delante y el emparejamiento del referente rival estaba amonestado. Entonces, Koeman miró al banquillo e innovó: Junior a calentar. Posteriormente, entraría por el amonestado. Firpo jugó de central derecho, muy lejos de su posición natural de lateral izquierdo. Su velocidad, eso sí, era un buen calmante del '7'.
Antes de la sustitución, Mbappé puso su firma decisiva en el partido. Lenglet pisó por detrás a Icardi y el colegiado pitó penalti tras verlo en el VAR. El francés lo transformó, con un zapatazo a la escuadra izquierda. No se puso nervioso, desde luego. Estuvo donde tuvo que estar. Tras el cambio, tiró a banda derecha buscando frenar algo más las internadas de un hiperactivo Jordi Alba y persiguiendo la flaqueza que podría mostrar De Jong por la amarilla que cargaba a la espalda. Alguna buscó a la carrera, sin amenazar a Ter Stegen. Le dio tiempo también a dar un susto, al quedar algo conmocionado por un cabezazo fortuito con Lenglet. Volvió como si nada hubiese pasado.
Tras los continuos sustos en la primera mitad, en la segunda el PSG optó por dar un pequeño paso atrás y contener el marcador. Verratti estaba de alma libre y pasó a una posición más de interior para obstaculizar la circulación blaugrana. Precisamente el italiano era el mejor socio de Mbappé en las salidas y cortar su libertad dificultó su tarea ofensiva. Además, el '7' echó unos metros hacia su campo para contener a Dest, otro dolor de cabeza en los primeros compases.
Los ajustes disminuyeron los contragolpes. Era prioritario no encajar el segundo antes que marcarlo. Mbappé, al recibir, lo hizo en estático y no en carrera. Encaró y lo intentó, como marca su currículum. No lo consiguió apenas, por la gran labor de Junior. Koeman le encomendó un marcaje casi individual, no dejarle ni diez centímetros para volar. El pretendido por el Real Madrid acabó exhausto, pero con la sonrisa de la clasificación. Falló un claro mano a mano en el 90'. No es necesario jugar como en el Camp Nou para marcar las diferencias. Y hoy lo volvió a hacer.
Otro récord para su bolsillo
Su compañero de Generación Z Erling Haaland amenaza con quitarle este nuevo registro más pronto que tarde. Hasta entonces, Mbappé puede presumir de ser el jugador más joven de la historia en llegar a 25 goles en la Champions League. Lo ha hecho con 22 años y 80 días, superando la marca de 22 y 286 que marcó en su día Leo Messi. Lo ha hecho en 42 partidos, un fantástico registro. Esta temporada, por el momento, acumula seis en siete encuentros. Y lo que es más importante: el billete para cuartos de final a su nombre. ¿Se vengará de la derrota ante el Bayern la pasada temporada?, ¿se coronará en la máxima competición continental? Méritos, desde luego, está haciendo...