Las etiquetas que rompió Falcioni

Muchos lo veían retirado al ex Banfield y su llegada a Independiente generó algunas dudas. Sin embargo, el entrenador demostró que es pura resiliencia.

Infobae

Las etiquetas suelen venir con una pesada carga de prejuicios. Ocurre que siempre hay algo de cierto porque las categorizaciones son tan amplias que alguna cae justa. En otros casos, algunos se aferran con uñas y dientes a ese encasillamiento porque les cae bien el papel o porque sencillamente no se trata de una evaluación errada de lo que realmente son. Cuando Julio César Falcioni cerró su llegada a Independiente se accionaron algunas alarmas. ¿No estará pasado de moda? ¿No es muy defensivo para el club?


La primera etiqueta que desactivó el entrenador fue la de su vigencia. Su poder de resiliencia es una marca a fuego en su historia: cuando el mundo futbolero se lo imaginaba más cercano a un lugar de manager, él prefirió el día a día. Eligió meterse en el barro y en un club muy grande como Independiente, pero que venía golpeado por las urgencias económicas y la falta de juego y resultados en el fútbol. Apostó igual.

Cinco triunfos seguidos, una goleada que hacía casi 20 años no se daba y la punta del torneo pueden ser sólo estadísticas vacías de concepto. Pero no lo son porque las señales del equipo van de menor a mayor y con solidez. Falcioni es uno de esos entrenadores que sacan agua de las piedras y se propuso objetivos realizables. No tocó lo que veía bien, pero sí apunto a lo que él sentía clave: cambió el sistema táctico a un 5-2-3, repatrió a un caudillo para la defensa (Insaurralde), le siguió dando pista a Lucas González en el medio y recuperó a jugadores como Palacio y Menéndez. Apenas algunos puntos de los tantos que trabajó y que rápidamente le dieron confianza y resultados al Rojo.

“Cuántos equipos están con línea de cinco, ¿no?”, ironizó Falcioni haciendo referencia a los planteos de Boca y River como si las innovaciones, pruebas o mejoras, sólo les caben a otros entrenadores con otras etiquetas. Después están los gustos personales, esa es otra historia.


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