La exitosa estrategia de vacunación del Reino Unido: por qué la clave sería espaciar las dosis de AstraZeneca entre 8 a 12 semanas
¿Se podría pensar ante la actual escasez de vacunas en aplicar una sola dosis en el caso de la vacuna de Oxford AstraZeneca? No, aunque sin embargo se pueden maximizar las dosis de vacunas al aplicar la segunda inyección a los 3 meses. Un estudio científico apunta a que en este lapso la eficacia es mayor
Esta decisión asombró a muchos, por lo que decidí volver a las fuentes y re- leer el estudio de la Fase III de la vacuna de Oxford-AstraZeneca (publicado en Lancet el 8 de diciembre). Pude allí confirmar que la decisión del MHRA había sido acertada: por razones de distribución de las dosis durante el ensayo llevado a cabo en UK, Brasil Y Sudáfrica, no todos los voluntarios del ensayo habían recibido la segunda dosis a las 4 semanas después de la primera. Es así que en la Tabla 3 del trabajo se hacía evidente que la eficacia era del 65.6% cuando la segunda dosis se había administrado entre 6 y 12 semanas luego de la primera dosis. En cambio se reducía al 53.4% cuando la segunda dosis se había administrado antes de las 6 semanas después de la primera dosis.
La variante de Kent, Reino Unido (B.117) también es más contagiosa y un poco más letal, más agresiva, pero las vacunas sirven. El punto es que con la variante de Manaos, que tiene la mutación E484K, la vacuna no sirve, es muy poco eficiente, y este es el aspecto importante. En este sentido, Oxford está trabajando en una nueva vacuna, para modificarla y que cubra estas nuevas variantes. Pero estaría lista recién en octubre, porque hay que volver a fase de laboratorio.
Lo importante a destacar es que esta mutación surge simultáneamente en varios lugares del globo, en Sudáfrica, en Reino Unido, en Brasil y en Nueva York, Estados Unidos, en donde aparecieron unos casos hace unas semanas. Como surgen en varios lugares, podría ser la evolución natural del virus SARS-CoV-2 adquirir estas mutaciones. En Argentina, si hay muchos contagios, podría surgir hipotéticamente una variante local, con alguna de estas mutaciones. Lo que no se sabe es si se ha tocado el techo de estas mutaciones, o si el virus puede seguir evolucionando.
¿Se podría pensar ante la actual escasez de vacunas en aplicar una sola dosis en el caso de la vacuna de Oxford AstraZeneca? Eso no está aprobado. Sería irresponsable de mi parte plantearlo. Lo que se hizo aquí en el Reino Unido fue: había equis cantidad de millones de dosis y se dijo que al no tener dos dosis para todos, se le dio al doble de la población la primera en enero y la segunda dosis aplicarla entre 8 a 12 semanas después, es decir espaciar la última inyección tres meses después. Se sabe que la inmunidad en este periodo es incluso mejor si se aplica la segunda dosis al mes de la primera.
Espaciar la segunda dosis de Oxford AstraZeneca sería más efectivo. Cuando se da la segunda dosis al cabo de cuatro semanas, la inmunidad final es en torno al 53,4%, en cambio si se aplica entre las 8 y las 12 semanas, sube a más del 80%. Este es el dato clave. A los 22 días de la primera dosis es cuando uno tiene la inmunidad máxima, que dura estable al 72% de eficacia hasta los 3 meses o 12 semanas. Nadie habla aquí en el Reino Unido de aplicar una sola dosis.
Aquí el 30 de diciembre se implementó este sistema: 8 a 12 semanas entre las dosis. Esto da 3 meses de respiro, se maximiza la distribución de vacunas (aquí en vez de vacunar a 13 millones de personas vacunaron a 26 millones) ya que se le da a todo el mundo la vacuna por ese lapso y además se logró disminuir significativamente los casos. Los inmunizados no tuvieron, según este estudio, complicaciones serias, no requirieron internación y no se murieron de COVID-19. Positivos hubo, entre el personal médico por ejemplo, pero tuvieron apenas un dolor de cabeza.
Y al haber menos contagios, también hay menos posibilidad de mutación a las cepas más agresivas. Y además, es importante ya que tomaron esta modalidad de dosis separadas por 3 meses con el esquema estricto de la población objetivo a quienes se priorizó.
Simultáneamente con la autorización de las vacunas (Oxford AstraZeneca y Pfizer BioNTech con 3 meses de intervalo entre las dosis) por parte del MHRA, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) del Reino Unido estableció 4 órdenes de prioridad de población en riesgo que debían ser vacunados primero:
-Adultos mayores a 80 años en geriátricos y a sus asistentes
-Adultos mayores a 80 años de la comunidad + trabajadores de salud y servicios sociales de primera línea
-Adultos mayores a 75 años (y resto del personal de salud)
-Adultos mayores a 70 años personas con vulnerabilidades (incluyendo discapacitados y sus asistentes).
El 6 de Marzo de 2021 la prestigiosa revista Lancet publicó un estudio y un comentario adjunto que analizaban los resultados de administrar la vacuna de Oxford AstraZeneca con intervalo de 12 semanas entre las dos dosis en Reino Unido. El estudio determinó la eficacia d este método: a los 22 días de la primera dosis el vacunado había obtenido el 76% de inmunidad, que se mantuvo estable durante los 3 meses. Luego de la segunda dosis la inmunidad aumentó a 81.3% (comparado con el 53.4% cuando la segunda dosis fue antes de las 6 semanas). Un hecho a destacar, es que después de los 21 días de la primera dosis no hubo admisiones hospitalarias por COVID-19. Esto demuestra lo acertado de vacunar a la comunidad con 1 dosis ya que el número de casos decreció significativamente: de 68.053 infecciones diarias el 8 de enero a 5.758 nuevos casos el 17 de Marzo, de 1890 muertes en enero a 141 fallecimientos el 17 de Marzo.
En 3 meses se han vacunado 27 millones de personas, la mayoría con 1 dosis (solo 1.7 millones con dos dosis), que representan el 38% de la población adulta. Los casos, las internaciones y los fallecimientos se redujeron significativamente, en más del 80%.
Recientemente, asistí a un seminario con la Profesora Sharon Peackock, Consejera Científica del Primer Ministro Boris Johnson, en dónde se presentó: “Mutaciones del COVID-19: Pasado, presente y futuro”. Dos de los conceptos vertidos me impactaron significativamente:
1- El virus se multiplica más fácilmente en los adultos mayores por tener éstos un sistema inmune debilitado. El ARN (“la maquinaria de multiplicación viral”) del SARS-CoV-2 es defectuoso, por lo que al multiplicarse el virus tiene muchos “errores de replicación” (mutaciones), con posibilidades significativamente mayores de que se originen nuevas variantes (potencialmente más contagiosas /mortales). Similarmente sucedería en otros organismos con sistema inmune debilitados, como las personas con preexistencias /discapacidades. Esto sucedió en Kent, cuando el 20 de setiembre surgió la Variante Británica (B.117) en un adulto mayor con sistema inmune frágil. De esto se desprende que es ésta población la que debe privilegiarse con la vacuna (además del personal de salud de 1ra línea). Las personas más jóvenes de contagiarse tendrían significativamente menos probabilidad de originar una variante (Cepa) nueva, pues el sistema inmune es, en éstos, naturalmente fuerte (con este razonamiento se implementó el sistema de prioridades de vacunación en UK).
2- La variante surgida en Manaos se caracteriza por la mutación E484K, que hace al virus más agresivo y más contagioso. Un hecho importante es que las vacunas actuales no son muy eficaces contra E484K (se están modificando para cubrir las variantes con esta mutación, y Oxford-AstraZeneca estaría modificada en octubre). Esta variante ha surgido también espontáneamente en Sudáfrica, Nueva York y Bristol. Esto hace pensar que la adquisición de la mutación E484K podría ser la evolución natural del virus. De ahí, que la misma podría surgir espontáneamente en cualquier lado, en caso de contagios en población de riesgo. Surge entonces la importancia estratégica de vacunar a la mayor cantidad de la población rápidamente, para disminuir contagios y así reducir la posibilidad de mutaciones y nuevas variantes.
Los conceptos arriba comentados (1 y 2) dan sustento a la necesidad de adaptar las prácticas de vacunación: administración de dos dosis con intervalo 8 a 12 semanas y privilegiar la vacunación a adultos mayores, personas con preexistencias, discapacitados, sus cuidadores y personal de salud de primera línea.