El peor final para Sara Carbonero e Iker Casillas: bulos, filtraciones y entrevista 'prohibida'
En esta ocasión le ha tocado el turno a Sara Carbonero e Iker Casillas, una de esas parejas que en los últimos años ha estado de manera recurrente en el punto de mira de una prensa rosa que ya había avanzado en más de una ocasión que lo suyo estaba terminado. Lo que sucede aquí es que hasta que no hay una confirmación oficial los medios solo pueden surfear entre rumores por muy buenas fuentes que manejen o las ganas de ser los primeros en gritar a los cuatro vientos que la periodista y el exdeportista están haciendo vidas por separado desde hace tiempo.
Los entresijos de los últimos latidos de su relación sentimental solo los saben ellos. Su historia personal en estos dos años no ha sido nada fácil para ambos con graves problemas de salud que les han mantenido unidos ante la adversidad. Cuando sucede algo así suelen producirse dos posibles desenlaces: que la pareja salga más reforzada o que se den cuenta de que lo suyo es ya insalvable, a pesar del amor y el cariño que se procesan. Y todo parece indicar que ha sido esta última ecuación la que ha terminado pesando en su vida.
El desgaste que sufrieron en su vida en Oporto tras el infarto de miocardio del exguardameta del Real Madrid y el diagnóstico de cáncer de la comunicadora parece haber pasado mucha factura a una pareja que este verano iniciaba una nueva vida en Madrid junto a sus dos hijos de 7 y 4 años.
Un nuevo comienzo que ya fue examinado con lupa por unos medios que deslizaban desconcertantes detalles como que la pareja no comparte la titularidad de ninguna propiedad o que Casillas se había comprado a su nombre una casa céntrica en Madrid. También que ambos habían pasado muchos días de su verano separados, ella en Corral de Almaguer (Toledo) y él en su pueblo de Navalacruz, en Ávila. Incluso se llegó a deslizar que ambos hacían vida independiente en su casa en Portugal, cada uno en una planta de la vivienda.
Quizás habían decidido darse un tiempo o simplemente se trataba de una desconexión temporal para preparar su nueva etapa en la capital con sus respectivos proyectos. Pero ahí están de nuevo los francotiradores de la profesión para, pocos días después de anunciar la ruptura, filtrar audios y entrevistas de esa época del guardameta hablando sobre su relación. Ellos que siempre habían apostado por la discreción a la hora de evaluar cada paso que daban y los eventos a los que acudían se ven ahora envueltos en un espiral de pruebas que demostrarían que lo suyo estaba caduco desde hace tiempo, y que hubiera firmado cualquier agencia de detectives privados del país.
El primer plato del menú fueron unos supuestos audios filtrados a la prensa en los que Iker Casillas confesaba su situación sentimental a una buena amiga y le aseguraba que la culpa del fin de la relación era suya. O Casillas no elige bien a sus confidentes o alguien le ha hecho una jugarreta a tres bandas porque esos audios terminaron el domingo en el programa Viva la vida donde algunos colaboradores pudieron escucharlos.
En esos audios, siempre según los colaboradores del citado programa, el exportero también hablaría de "celos" y "egoísmo". Estas palabras irían en la línea de lo que sí que hizo público Casillas hace unos meses en unas declaraciones para la revista Semana donde admitía que no había estado con Sara todo lo que debería tras ser diagnosticada de un tumor maligno en el ovario.
Había, no obstante, segunda parte. La misma cadena, aunque esta vez a través del programa Sálvame, se apuntó al menú con un segundo plato fuerte: sacar a la luz una entrevista que el colaborador y periodista Gustavo González le había hecho al guardameta en agosto, y en la que ya le preguntaba por los rumores de separación. Así reaccionaba Casillas en ese momento:
"No sé qué va a pasar mañana, a lo mejor en dos años nos separamos y me dices que yo no te he dicho que no, ya pero es dentro de dos años, no ahora. Hay más cosas detrás, no solo la imagen de Instagram. Yo el día que me separe, igual que cuando me han pasado las cosas, he de decirlo. De hecho, mañana voy a sacar un comunicado diciendo que me retiro del fútbol. Lo voy a decir yo, no me tiene que decir nadie nada", admitía el exdeportista en la entrevista de la que hay más material que podría seguir viendo la luz.
A pesar de que la distancia de la pareja parecía más que evidente en los últimos meses, Casillas no se separó de ella durante la reciente operación en la Clínica Universidad de Navarra como se pudo ver cuando ambos abandonaron el centro el pasado 12 de febrero tras recibir el alta. Días antes, el 3 de febrero, Casillas también felicitó a su mujer por sus 37 primaveras en un mensaje que no escapó del análisis de los medios y que fue calificado como frío: "El baile sigue...Hay que bailar hasta el final", aseguraba en aquel momento en Instagram.
Y el bailé terminó. Luces abiertas y todo el mundo para casa. Ambos deberán seguir ahora caminos separados aunque, según la revista Lecturas que es quien anunció la exclusiva de la separación el pasado miércoles, el guardameta ha alquilado una casa cerca del hogar familiar para estar cerca de sus hijos y ambos abogan por una separación amistosa. Según la revista, Sara posee tres casas en su pueblo de Toledo, mientras que el guardameta acumularía todo un imperio inmobiliario con una fortuna que ascendería a los 350 millones de euros.
Hay más cosas detrás, no solo la imagen de Instagram. Yo el día que me separe, igual que cuando me han pasado las cosas, he de decirlo"
Como si ya intuyeran que su final llenaría grandes contenidos de la prensa del corazón con todo tipo de informaciones y especulaciones, la pareja decidió hacer oficial su ruptura un viernes por la noche, pocos minutos después de que terminara la emisión de Sálvame. Ganaron unas horas pero el fin de semana la maquinaria ya estaba acelerada.
En pocos días ya tenemos audios filtrados, entrevistas que han visto la luz e informaciones que erosionan la imagen de al pareja, especialmente de un Iker Casillas al que algunos medios, con el mazo de la moral popular en la mano, hace responsable del fin de una relación que toda España vio nacer y crecer con el icónico beso en pantalla que el entonces portero de la Selección le dio a Sara ante las cámaras en la entrevista que le hizo tras ganar el Mundial.
Más allá de conseguir que sus hijos, aún pequeños, no sufran con la ruptura de sus padres, el principal objetivo de la ya expareja será evitar convertir su divorcio en un serial mediático por entregas con efectos secundarios difíciles de digerir y que seguramente veremos en nuevos e inquietantes capítulos.