El nuevo Barcelona de la segunda era Laporta se estrena con el desafío "imposible" de levantar un 1-4. Sin Neymar, Mbappé es de nuevo el gran peligro del PSG. 



París, AS 
Cuando terminó el partido de ida de los octavos de final contra el PSG con el resultado de 1-4 favorable a los franceses tras la exhibición de Mbappé, el ánimo de los barcelonistas de cara al partido de vuelta era el de tratar de evitar esta noche en el Parque de los Príncipes (16:00 ESPN) una nueva salida de Europa traumática. Pero la remontada ante el Sevilla en las semifinales de Copa, la mejora en LaLiga y la llegada de Joan Laporta, que se sentará en el palco del estadio francés, han avivado una llama de esperanza que va contra toda lógica.


Pero esto es fútbol y fútbol es ilusión. La tarea es titánica y más complicada si cabe que la lograda hace cuatro años cuando el conjunto blaugrana superó al PSG en una noche de locura que le permitió remontar el 4-0 que encajaron en París ganando a los franceses por 6-1. Desde entonces han cambiado muchas cosas en ambos equipos, la fundamental es Neymar, que cambió de bando pero, aunque lo ha intentado hasta el final, el brasileño no llegará a tiempo para enfrentase a su exequipo. Hay que recordar que tampoco estaba en la ida y Mbappé hizo que la ausencia de su compañero de línea pasara inadvertida.

Aferrado a la idea de salir de Europa con la cabeza alta, a diferencia de lo que ha pasado en la últimas cuatro temporadas, el Barcelona viaja a París dispuesto por lo menos a ganar el partido, evitar sumar por primera vez en su historia tres derrotas seguidas en Champions, y desquitarse de la dolorosa goleada recibida en su estadio. Esa noche, el Barça desconectó de una manera inesperada del partido después del 1-1 del PSG. Unas semanas después, se arrepiente de aquello porque está convencido de que la diferencia que hay entre ambos equipos no es de 1-4. Pero ya no se puede dar marcha atrás.

Por tanto, y como el mismo De Jong admitió ayer, las dos primeras ideas son competir en el partido y ganarlo. Luego, si las circunstancias favorecen el milagro, pues ya se mirará de acelerar para tratar de dar un susto al conjunto parisino. El plan es empezar buscando la dignidad y acabar en un milagro que doblaría la apuesta de aquel 6-1 del Camp Nou. Es por eso que Koeman no tirará el partido y no reservará a nadie priorizando LaLiga. El Barça no juega hasta el lunes ante el Huesca y nadie quiere perderse este partido, que podría ser el último de Messi en la Champions vistiendo la camiseta del Barça. No obstante, a día de hoy en el entorno blaugrana también se cree en esta 'remontada', que se basaría en que el argentino siga en el Barça. De momento, se viven tiempos de optimismo en el Camp Nou. En el aspecto deportivo, por si le faltara algo de complicación a la prueba, Koeman viaja a París sin sus dos centrales más fiables como son Piqué y Araújo. Este último, a pesar de haber realizado parte de la sesión con el grupo, no está aún listo. En el bando francés, Pochettino basará su trabajo en convencer a los suyos de que el trabajo no está hecho. A la baja de Neymar, se une la de Kean, autor de uno de los goles en la ida; y Juan Bernat. En las apuestas se da por hecho que París es la última estación del viaje europeo del Barça este curso, pero con este equipo, a veces pasan cosas increíbles. Muchas veces para lo malo, pero también, véase el Sevilla en Copa o el mismo PSG, para lo bueno.

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