El indicio revelador que da el creador de la vacuna de Pfizer: iría más allá de la protección

 Ugur Sahin, fundador y CEO de BioNTech, socio de Pfizer en el desarrollo de la vacuna contra la COVID, considera que la vacuna también evita la transmisión, según el efecto del estudio de Israel.

Raúl Izquierdo
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Tras detectarse la expansión a nivel mundial del coronavirus, los esfuerzos de la comunidad científica se centraron en el desarrollo de una vacuna capaz de mitigar los efectos del SARS-CoV-2. En una carrera sin descanso contra el reloj, varias vacunas se han aprobado en menos de un año, después de superar con éxito los ensayos clínicos.

La de Pfizer y BioNTech fue la primera en tener el visto bueno de los estamentos encargados de otorgar la aprobación: primero en Estados Unidos y más tarde en la Unión Europea. Con esta inoculación, hay un país que va una marcha por encima del resto: Israel. Gracias a un acuerdo con la compañía, se convirtieron en una especie de 'banco de pruebas' en el mundo real, fuera de los ensayos. Y, a la vista de los resultados, los efectos son esperanzadores.

El país de Oriente Medio ha administrado ya más de ocho millones de dosis, que han servido para inmunizar, en la primera inoculación, al 55% de su población (alrededor de nueve millones de habitantes). El fundador de BioNTech, Ugur Sahin, ha compartido en el diario alemán Bild los datos iniciales de vacunación en Israel.

"La cantidad de personas para las que la PCR es positiva y que, por lo tanto, son potencialmente contagiosas, se reduce en un 92% después de la vacunación", destaca Sahin. Un indicio revelador y un hecho importante, pues además de proteger a quien ha sido vacunado, también evita la transmisión del virus, por lo que ayuda a conseguir la tan ansiada inmunidad de rebaño. Además, según asegura, "protege contra la mayoría de mutaciones conocidas, incluida la británica, predominante en Israel".

¿Tercera dosis?

A pesar de presentar una alta eficacia contra las variantes que van surgiendo, no se descarta la posibilidad de administrar una tercera dosis de refuerzo antes de que pueda caer la inmunización. "Una estrategia simple podría ser administrar una tercera dosis de la vacuna actual", afirma Sahin. En este caso, podría ser "cada año o año y medio", ante el hecho de que el virus pueda mantenerse un largo tiempo en el mundo.

Análisis de más de un millón de personas

Estas declaraciones se enmarcan en el estudio más amplio realizado hasta ahora en Israel, con cerca de 1.200.000 personas analizadas tras la administración de la vacuna. Entre los 14 y 20 días después de la primera dosis y los siete o más después de la segunda, la eficacia de la vacuna era del 46% y del 92% respectivamente contra la infección documentada; del 57% y del 94% para una COVID sintomática, del 74% y 87% para la hospitalización y del 62% y 92% para un cuadro grave de la enfermedad. Finalmente, para prevenir la muerte por la enfermedad la eficacia fue del 72% entre los días 14 y 20 tras la primera dosis.

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