El efecto Sampaoli es imparable
El técnico argentino volvió a llevarse un partido en el minuto 87, esta vez contra el Brest, y alcanzó el pleno de victorias en sus dos partidos en el Marsella.
El día de su 61 cumpleaños, Jorge Sampaoli afrontaba otra final con el Marsella en su lucha por entrar en los puestos europeos. Tras la victoria frenética en el tramo final contra el Rennes el miércoles, el argentino repetía la alineación con la que debutó en el banquillo del OM. 5-3-2 con Thauvin en el centro del campo y laterales muy profundos.
Como ante el Rennes, a Sampaoli le valió una jugada aislada en el tramo final de una de las dos partes para irse con ventaja en el marcador. El Marsella no disputó una gran primera parte, a pesar de comenzar con un ritmo frenético y realizando una presión muy intensa. Tras 20 minutos de mucha intensidad, el equipo replegó en 5-3-2 y el Brest se hizo con el balón, aunque sin intimidar a Mandanda.
Justo cuando el árbitro iba a señalar el pitido final, apareció Arkadiusz Milik. Hacía mucho tiempo que el OM no tenía a un delantero con tantos recursos dentro y fuera del área y el polaco aprovechó un saque de puerta de Mandanda para hilar una gran pared con Payet y terminar definiendo como hacen los grandes delanteros, con un disparo cruzado a la base del poste que fue imparable para Larssonneur.
En la segunda parte, el Marsella decidió cederle al Brest completamente la posesión de balón. El esfuerzo de la primera mitad había comenzado a notarse poco a poco y Sampaoli replegó con cinco defensas y cuatro centrocampistas. Antes del empate de Brassier, Lirola, el mejor del conjunto local durante los 90 minutos, tuvo el 2-0, pero Larssonneur lo evitó.
El Brest terminó acorralando poco a poco al OM, que empezó a sufrir los esfuerzos del tramo inicial del encuentro. El joven Romain Faivre, el cual salió del Mónaco por 400.000€ en verano, asistió a Brassier con un caramelo a balón parado y que sorprendió al propio Mandanda. Era un 1-1 merecido, pues el Marsella apenas había salido de su campo en todo el segundo acto.
Cuando parecía que las tablas no se iban a mover del marcador, el efecto Sampaoli volvió a hacer acto de presencia. Thauvin marcó el 2-1 tras una buena asistencia de Luis Henrique y se fue a celebrarlo con su nuevo entrenador. Por si fuera poco, el extremo brasileño, defenestrado con Villas-Boas, volvió a ser protagonista para dejarle en bandeja a Cuisance, como el miércoles en Rennes, el 3-1 y definitivo gol del encuentro. Una victoria que sabe a gloria y que vuelve a exponer la intensidad de Sampaoli con sus equipos en el tramo final.
