El Barça se apunta al cambio
Victoria de un Barça solvente en Pamplona que mete presión al Atlético y al Madrid antes del derbi. Ilaix, otro tesoro de La Masia, que se apunta al proyecto.
Enganchado al momento anímico que vive su equipo, Koeman, que llegó a Pamplona con tres centrales, apostó de nuevo por la defensa de tres y compuso una zaga con Mingueza, Lenglet y Umtiti, una línea defensiva que su cardiólogo le tiene más prohibida que el tabaco.
Ya de entrada, Osasuna le puso las cosas claras al Barcelona. Los navarros iban a explotar la intensidad de su juego convirtiendo cada palmo de El Sadar en un campo de minas. A ímpetu, el equipo de Koeman, que llegó al partido cansado, no tenía nada que hacer más que apelar a la calidad de sus jugadores y tratar de aprovechar los espacios que podía dejar Osasuna a su espalda en los momentos de asedio a la defensa catalana.
Con Umtiti amonestado, Koeman afrontó la segunda parte cambiando su dibujo.
Umtiti se quedó en el vestuario y salió a jugar Dembélé. Tampoco es lo
que recomendaría el cardiólogo, pero es que es lo que hay.
Para tranquilidad del técnico culé, el Barça salió en la segunda parte con la idea de conservar más la pelota aferrado a un Pedri escandaloso, que con 18 años soluciona situaciones de peligro con una normalidad impropia de su edad. Ya puestos a confiar en los jóvenes, Koeman apostó por Ilaix, que volvió a pasar por delante de Riqui por tercer partido consecutivo. También ingresó Braithwaite por Griezmann, que tras tres suplencias de inicio volvió a desaprovechar otra oportunidad para reivindicarse.
La insistencia es una exigencia para Osasuna, que en el tramo final del partido acorraló al Barcelona a base de saques de esquina y faltas laterales, donde Calleri y Budimir, que entró por el argentino, fueron un dolor de muelas constante para la zaga culé.
El Barça, que no estaba fino, supo sufrir en esos minutos de asedio navarro y a falta de siete minutos cerró el partido en una jugada en la que dos adolescentes, Pedri e Ilaix, se asociaron con Messi. Robó Pedri, que habilitó a Messi, el argentino se asoció con Ilaix, que con la calma de un veterano se cambió el balón de pierna para batir a Herrera y estrenarse como goleador en LaLiga.
En el Barça, renace la esperanza y el equipo se punta a un cambio de era que mañana debe de confirmarse en las urnas.