Borja Mayoral, Pichichi europeo

Un doblete del punta, que lleva siete tantos en nueve partidos de Europa League, selló el triunfo de la Roma, que batió al Shakhtar 2-1 después del 3-0 de la ida.

Mirko Calemme
As
La Roma defiende el honor del fútbol italiano y sigue su gran campaña de Europa League. Después del 3-0 de la ida, los giallorossi también batieron al Shakhtar 2-1 a domicilio y lograron el pase a los cuartos de final de la segunda competición europea por primera vez desde 1999. Lo hicieron gracias a un doblete de Borja Mayoral cada vez más decisivo y Pichichi de la Europa League con siete goles en nueve partidos.

Los italianos en la primera mitad lograron lo que mejor le venía: apagar el partido. El conjunto de Fonseca denunció el aplazamiento del Juve-Nápoles, que se tenía que disputar ayer (y tendrá lugar el 7 de abril) como una injusticia que favorecerá a los sureños, su próximo rival en la Serie A. El partido con los de Gattuso será fundamental en la lucha por la Champions, así que hoy el objetivo era sellar el pase defendiendo el 3-0 de la ida sin ningún apuro. Un objetivo cumplido hasta el descanso, con un único lunar: un golpe en la cabeza entre Ibáñez y Kumbulla, que obligó al brasileño a no jugar la segunda parte (fue sustituido por Mancini).

La sentencia giallorossa llegó nada más volver al verde, con un cabezazo de Mayoral tras un intento de despeje de Kryvtsov ante un centro de Karsdorp. El tanto encendió el enfrentamiento, y tras dos ocasiones más para el punta y para Pedro, los locales pusieron las tablas con Moraes, que empujó entre palos un centro de Tete peinado por Alan Patrick.

Mientras el Shakhtar intentaba al menos despedirse de la competición con una victoria, llegó un precioso contragolpe romanista con marca española: Pedro le cedió el esférico a Carles Pérez, que se deshizo de Trubin y centró para Borja Mayoral, autor del 1-2 con una vaselina. El tanto número 13 del madridista en este curso (el mejor de su carrera) selló el triunfo de los romanos, cuya aventura europea sigue ilusionando. Son la excepción de un fútbol italiano cada vez más triste en las citas internacionales.

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