Boca le ganó a Boca
El morbo de verlo de rodillas deberá seguir esperando. Contra muchos pronósticos -ciertamente justificados-, Boca goleó. Ganó sin sufrir. Lavó un poco la imagen de equipo destartalado y sin rumbo. ¿Que fue contra un rival de otra categoría? Verdad. Tanto como que para Boca, el principal enemigo siempre es el propio Boca.
En condiciones normales, un Boca 3-Defensores de Belgrano 0 no debería llamar la atención de nadie. El problema es que en Boca, últimamente, las condiciones normales no existen. Y el resultado puede verse como una sorpresa, sobre todo después de lo que había pasado con Claypole, un rival dos categorías inferior a Defe. Presentar una formación totalmente suplente implicaba riesgos por varias razones: jamás habían jugado un partido juntos; Rojo está lento; Almendra, sin ritmo; el medio no tenía voz de mando contra los hombres de experiencia de Defe; sólo un futbolista de los titulares había marcado un gol en el año (Mauro). Todo esto sin olvidar el contexto: Boca venía de un cachetazo (no el de Fabra a Izquierdoz sino el de Talleres en la Bombonera). ¿Cómo lo resolvió? Porque la diferencia de jerarquía existe, porque Defensores no tuvo la audacia de Claypole para ir a buscarlo y porque Boca encontró el gol tempranito, como para no ponerse nervioso.
Ahora bien, no tiene mucho sentido hacer un análisis del conjunto: difícilmente se vuelva a ver esta formación. Pero si Russo tenía preguntas y quería respuestas en la cancha, puede llevarse varias. Rossi es difícil de evaluar (no le patearon salvo un tiro al travesaño) pero transmitió seguridad en cada centro. Los centrales mostraron que pueden salir mejor desde atrás, pero tienen la peligrosa manía de levantar los brazos: los dos fueron amonestados por lo mismo. Mas cumple cuando lo llaman: sería una estupidez no renovarle el contrato, al menos como relevo. Buffarini hizo todo como para que dejaran de pedirlo. Varela puede dar salida limpia, Medina tiene más llegada (estuvo cerca del gol) y Almendra recordó su buen tranco y su jerarquía. Zeballos es picante pero se apaga con el correr del partido, todavía le falta crecer físicamente.
Un apartado para los más destacados: Obando fue el mejor, dedicado a desbordar a repetición (una asistencia, le hicieron un penal). Una gran alternativa si encontrara regularidad. Zárate cargado de confianza, sintiéndose dueño de equipo, puede ser importante (el problema es que estando Tevez nunca ocupará ese rol). Su pegada soluciona una carencia en pelota parada (si no está Cardona) y es una variante que no sobra con pelota en movimiento.
Y el final es todo para Soldano. Debe ser el mejor tipo del mundo, seguro lo habrán elegido mejor compañero en el cole y tiene pinta de haber sido monaguillo designado por el cura del pueblo. Parece un yerno ideal y seguro habrá ayudado a alguna abuela a cruzar la calle. Sin embargo, todas estas virtudes -valoradísimas puertas adentro- no alcanzan para ser el 9 de Boca. Ni el 9 suplente, ni el tercer 9. Es inconcebible que Boca rife su patrimonio (Wanchope Abila) para darle oportunidades a un hombre que está a préstamo y que no comprará. Un delantero que no sólo no hace goles, sino que no patea al arco ni tiene chances. Un hombre que rechazó un penal que Zárate le ofreció con el partido liquidado. Imposible de sostener.
Boca está en octavos de esta Copa que no es un objetivo principal ni es suficientemente valorada cuando se gana pero que se cuenta como fracaso si se pierde. Si River cumple con su parte, habrá superclásico en la próxima fase. Un partido que puede valer más que el propio trofeo.