Alemania toma confianza
El conjunto germano se impuso sin despeinarse al combinado rumano por 0-1, perdonando multitud de ocasiones y sumando su segunda victoria gracias a Gnabry.
Comenzó Alemania como siempre. Comandada por Kimmich en el centro del campo, los de Löw no tardaron en hacerse con el esférico, asentarse en campo rival y embotellar a los de Radoi. Goretzka rompía líneas de presión, Sané entraba como un puñal por la banda izquierda y, arriba, Gnabry intentaba sacar jugo de los espacios que le concedía la zaga local. La superioridad alemana no tardó en reflejarse en el luminoso de Bucarest. Fue al cuarto de hora de partido cuando Gnabry materializó un centro de Havertz y, merecidamente, adelantó a la imperial Mannschaft.
Más de lo mismo en el segundo período. Sin el lesionado Kroos, el triángulo creativo formado por Kimmich, Goretzka y Gündogan siguió asociándose a las mil maravillas y elaborando una oportunidad detrás de otra para el combinado dirigido por Löw. Pudo ampliar la renta Alemania en multitud de ocasiones. La tuvieron Sané, Goretza y el propio Gnabry, pero el segundo terminó resistiéndose a una Alemania que sí lo mereció, pero no fue capaz de sentenciar el choque a pesar del descomunal asedio a la portería rumana. No lo pagó, sumando un segundo triunfo consecutivo que supone un nuevo impulso para el último proyecto de Löw de cara a la Eurocopa. Vuelve a sentirse cómoda Alemania. Toma confianza. Peligro.