Alemania resucita tras la debacle de Sevilla
La cuatro veces campeona del mundo tiró de carácter y se impuso con solvencia al combinado islandés en el primer partido de la fase clasificatoria.
Lo demostró en los primeros compases del encuentro en Duisburgo. Aún con el estómago revuelto tras el positivo de Hofmann (Halstenberg también fue aislado al ser contacto estrecho del jugador del Mönchengladbach), la Mannschaft tiró de carácter y decidió el choque a su favor en tan solo siete minutos de pura rebeldía. A los 121 segundos, Gnabry recibió por parte de Kimmich para servír el primero de la tarde en bandeja a Goretzka. Apenas cuatro minutos después, Kimmich fue una vez más el faro de una Mannschaft que inició una gran jugada, pasando por Sané en la banda izquierda y terminando en gol de Havertz. Los de Löw recordaban a la Alemania de las grandes hazañas. El guión del partido no cambió en el segundo período. Mandaban los teutones y no tardaron en volver a reflejarlo en el luminoso de Duisburgo.
Esta vez fue el imperial Goretzka en la medular el que inició una jugada magistral. Pasó por las botas de Gnabry para que terminase recibiendo el estelar Gündogan del City para irse de dos y subir el tercero por medio de un potente derechazo que estalló en el marco de Halldorsson. Faltaba la guinda y la puso Musiala. El canterano del Bayern de Múnich de origen inglés, indeciso hasta hace poco a la hora de decantarse por una selección, finalmente entró por Havertz y debutó en la absoluta, culminando una noche para la Mannschaft que, incluso sin el lesionado Kroos, volvió a resucitar tras la debacle de Sevilla.