El pase filtrado de Zambrano y el taco de Tevez, la mala presión de
River, el uno contra uno de Angileri con Capaldo, la libertad de
Palavecino en el área...
Vicente Muglia, Olé
Esta vez no hubo triunfo táctico de Marcelo Gallardo. A diferencia de muchos otros superclásicos, en esta ocasión no se vio la mano del DT de River para inclinar el partido a su favor.
La línea de cinco de Boca no le permitió a su equipo disponer de
situaciones favorables con las típicas diagonales de adentro hacia
afuera de Suárez, buscado constantemente con pases largos ejecutados en
su mayoría por la zaga central Maidana-Paulo Díaz. Y la clásica presión
asfixiante del conjunto millonario fue efectiva para evitar la salida
limpia desde el fondo de su rival aunque no tuvo éxito en la acción que
terminó con el penal a favor de Boca, donde la segunda línea de presión
no se activó bien posicionalmente. Por el lado del Xeneize, Miguel Angel Russo
apostó al repliegue 5-4-1 para no sufrir atrás y a la contra para
aprovechar los espacios del rival, dos cuestiones que complicaron al
conjunto millonario. Pero tener tantos defensores tampoco garantiza solidez. El centro que terminó en el gol de River lo encontró a Palavecino totalmente solo. En Olé analizamos las virtudes y defectos de ambos equipos en esas dos acciones puntuales del superclásico:
1) El gol de Boca
Antes del bailecito de Villa tras su gol desde los 12 pasos hubo una acción
ofensiva en la que el árbitro Tello pitó penal para Boca. En esa jugada,
la genialidad no fue sólo el tacazo de Tevez para habilitar a Capaldo.
El primer gran acierto fue la conducción y el pase filtrado de Zambrano.
El defensor peruano, de flojo partido, se paró bien abierto sobre la
derecha y allí recibió el pase de Andrada, que saltó la primera línea de
presión rival formada por Suárez, Borré y Carrascal. Zambrano enganchó y
eludió a un Carrascal que fue flojo a la marca y su conducción hacia
adelante atrajo a Palavecino y a Angileri. Rodeado, 1v3, zafó con un muy
buen pase filtrado para Tevez, que vino al apoyo ante un Maidana que le
dio metros de distancia. Al mismo tiempo, Capaldo aceleró por la misma
banda, superando a Angileri y ganándole terreno a Paulo Díaz. Luego, el
taco de Carlitos habilitó al lateral que se proyectó hasta el área,
donde el defensor chileno se lo llevó puesto.
2) El gol de River:
Era
el mejor momento de Boca, con dos contras rápidas que casi aprovecha
para estirar la ventaja, cuando llegó el empate de River. De La Cruz
recibió en tres cuartos y tocó hacia la zona de la medialuna para
Palavecino, que entraba solo en diagonal. Zambrano, que saltó a la
presión, rechazó y la pelota cayó de nuevo en los pies del volante
uruguayo, que ante el embudo rival la abrió hacia la izquierda para la
proyección de Angileri. El lateral decidió jugar el uno contra uno con
Capaldo por afuera. Amagó, desbordó y sacó el metro necesario para poder
enviar el centro al área. Allí, Borré, Carrascal y Suárez estaban
marcados por tres hombres de Boca (López, Izquierdoz y Campuzano) y
Zambrano defendía el primer vértice del área. Pero el que estaba solo,
libre de marcas, era Palavecino, quien se acomodó y cabeceó hacia el
segundo palo para poner el 1 a 1. Todo eso ante la mirada de Fabra, unos
metros más atrás, que no marcaba a nadie. Vale decir que el pibe
Medina, en esa acción, justo estaba siendo asistido fuera del campo de
juego. Boca defendió entonces esa jugada con uno menos pero no hubo
inteligencia para relevarlo.