Un fútbol argentino cada vez más chato

En España activaron las alarmas ante el bajón en el nivel de su Liga. ¿Y acá qué? ¿No es momento de profundizar el debate sobre cómo se juega?

Olé

En distintos medios españoles y también a través de sus cuentas en las redes sociales, muchos colegas de ese país vienen manifestando, en este último tiempo, su preocupación por el decreciente nivel de juego de la Liga de España. Los últimos papelones del Barcelona a nivel internacional, el bajón del Real Madrid sin Cristiano Ronaldo y las estadísticas que posicionan a la Liga con menos goles y con más partidos 0 a 0 que la Premier, la Bundesliga o la Serie A, encendieron las alarmas y expusieron el conservadurismo futbolístico que parece haberse apoderado de un campeonato que hasta hace unos años era considerado por la mayoría como el mejor del mundo.


El interés de esos periodistas por detectar un problema, realizar un diagnóstico sobre las causas y pensar en posibles soluciones invita al debate: ¿Y el fútbol argentino qué? ¿Acaso no seremos víctimas de un mal similar? ¿No estará faltando una discusión más profunda sobre cómo mejorar un juego chato en líneas generales? Que River y Boca sean protagonistas de la Libertadores o que Defensa y Lanús definan la Sudamericana puede confundir la mirada y distorsionar la realidad. Una cosa es un torneo especial, de eliminación directa, como una Copa y otra, un campeonato largo. La comparación, para crecer y buscar evolucionar, no debiera ser con el resto de Sudamérica sino con el propio fútbol argentino de hace unos años.

Negar que el nivel del fútbol argentino viene en una sostenida caída, salvo casos excepcionales, sería resignarse a convivir con la mediocridad. A los planteles, sin contar a Boca y River, les faltan cracks. Los que surgen de las Inferiores y son muy buenos se van muy rápido por las urgencias económicas. A eso se le suma un torneo con cambios de reglamento constantes, superpoblación de equipos y sin descensos, lo que atenta contra la competitividad y colabora a lograr un peor espectáculo. Alguna vez, en distintos momentos de su historia, Alemania, Francia e Inglaterra apelaron a proyectos integrales cuando detectaron un retroceso futbolístico. Y gracias a esa intervención de distintos actores promovieron planes y lograron resurgir para mantenerse en la élite. Pero para pensar en una solución primero hay que ver el problema.

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